martes, 30 de diciembre de 2014

Navidad 2014

Hola.

En relación al tiempo de Navidad, quiero compartir el bello pasaje del Evangelio según Lucas, en que Jesús es presentado en el templo y a su encuentro salen los profetas Simeón y Ana.

Junto al pasaje, también les dejó una canción de Taizé basada en las palabras de Simeón.
Bendiciones.



Lucas 2:21-38Reina-Valera 1960 (RVR1960) 

21 Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre JESÚS, el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuese concebido.
22 Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor
23 (como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor ,
24 y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos.
25 Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él.
26 Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor.
27 Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley,
28 él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo:
29 Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz,
Conforme a tu palabra;
30 Porque han visto mis ojos tu salvación,
31 La cual has preparado en presencia de todos los pueblos;
32 Luz para revelación a los gentiles,
Y gloria de tu pueblo Israel. m
33 Y José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él.
34 Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha
35 (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.
36 Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad,
37 y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones.
38 Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.

lunes, 29 de diciembre de 2014

19° La Iglesia: cónyuge del Señor


Esta ilustración, al igual que la anterior, es muy apasionada y potente. Pero también es muy compleja y ha de ser tratada de forma cuidadosa, pues el matrimonio se ha entendido de formas muy distintas en las distintas culturas y a través del tiempo. No es de extrañarse que el contexto bíblico siempre fue uno patriarcal, en que la mujer era posesión del hombre. En el Antiguo Testamento se practicaba la poligamia, y luego en el Nuevo Testamento la monogamia, empezando a adoptarse ciertas estructuras jerárquicas de la casa grecorromana (oikos). Se ha de leer tales pasajes entendiendo que tales eran los contextos, y así rescatar mejor el significado que tienen[1].

La imagen de la Iglesia como esposa del Señor se basa principalmente en las profecías de Oseas, Isaías, Ezequiel y Jeremías (Os.1-3; Jer.2-3; 11:15; 12:7-9, 33:11; Ez.16,23; Is.54-62) y en la de Apocalipsis (Ap.12;17-22). Se habla de la esposa haciendo referencia al pueblo de Dios en su conjunto, identificándolo muchas veces con sus ciudades. Dios la hizo suya al recogerla desamparada y dándole su alianza, pero ella le fue infiel con los ídolos y cayó en completa corrupción, fornicación, prostitución y adulterio al faltar a los mandamientos y caminos del Señor. Jesús y sus apóstoles igual usan estas palabras con tal sentido (Mt. 2:39; Mc.8:38, Stgo.4:4; Ap.2:22). Pero, pese a la la infidelidad del pueblo, el amor de Dios sigue vigente, llamándolo a la conversión y reconciliándose apasionadamente. Tal reconciliación implicará un estado eterno de justicia, paz, misericordia, abundancia, luz y alegría como la de los recién casados, la alegría de una fiesta de bodas. Jesús también relaciona tal alegría con el reino de los cielos (Mt.22:1-14; 25:1-13; Jn.2:1-10), teniendo que ser pacientes y diligentes hasta su plena instauración. Al final del Apocalipsis vemos como es destronada la Gran Ramera o la Bestia, para que se presente con gloria la Esposa del Cordero, que es la Iglesia, pero también es imagen del Reino de Dios, la Nueva Jerusalén que desciende (Ap.21:9-10). Tal es el amor de Dios por su pueblo, que estos pasajes se suelen relacionar con el poema erótico de Salomón, el Cantar de los Cantares.

Pablo, al explicar a los gálatas que la salvación en Cristo es por su promesa y por su pura gracia, mediante la fe y no por cumplimiento de la ley, presenta la alegoría de Sara y Agar citando también a Isaías (Gal.4:21-31). Agar, esclava de Abraham, simboliza el pacto de la ley y la Jerusalén de este mundo. Sara, la esposa libre de Abraham, dio a luz por la promesa y representa el Nuevo Pacto y la "Jerusalén de arriba". A los romanos también les presenta la alegoría del matrimonio para decir que estamos muertos al pacto de la ley, para que nos casemos con Jesucristro conforme al pacto de la promesa, y Él nos libera, nos santifica y nos presenta a sí mismo sin mancha (Rom.7:1-6; 2Cor.11.2; Col.1:22; Ef.1:4). Cristo nos ha comprado para que seamos su cónyuge, o su siervo, y no lo ha hecho por bajo precio, sino que dio su vida. Con esto nos ha librado de la esclavitud que teníamos ante la ley y la muerte, por lo que hemos de vivir correspondiendo a su entrega. ¡Dejémonos conquistar por su inmesurable muestra de amor!

Antes de seguir con el aporte de Pablo, que responde a un contexto cultural distinto al de los profetas mencionados anteriormente, me parece relevante preguntarnos por la esencia del matrimonio. Ante los cambios a través de la historia... ¿qué es lo trascendente? Aquí he de destacar lo que dice Jesucristo, aludiendo a Gen.2:18-24:
"al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre" (Mt.19:1-12;5:31-32; Mr.10:1-12; Lc.16:18).
El matrimonio no se basa en la posesión de uno sobre el otro, sino que en la unión plena de dos personas. Cristo dignifica a la mujer criticando en aquel tiempo el divorcio, con el que desechaban, sin mayor razón, a la mujer como a un objeto. También destaco que Cristo tuvo tanto discípulos como discípulas (Lc.8:1-3, 23:55-24:1; Mt.27:55-56; Mc.15:40-41; Jn.19:25), y entre estas últimas estuvieron las privilegiadas que le anunciaron por primera vez (Mt.28:8-10; Mc.16:1-11; Lc.24:5-10; Jn.20:11-18, 4:25-42).

El matrimonio que propone Cristo se complementa bellamente con las palabras de Rut: “Donde tu vallas, yo iré” (Rut 1:16-17); con las de Salomón: "Cordón de tres dobleces no se rompe pronto" (Ec.4:9-12); y con las de Pablo: "La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer" (1Cor.7:4). Es considerando este espíritu de unión y reciprocidad, que me atrevo a presentarles las siguientes palabras de Pablo:
Someteos unos a otros en el temor de Dios. Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido. (Ef.5:21-33)
Antes de profundizar en el sublime sentido de estas palabras, he de trabajar aquello que hace ruido. Estas palabras han sido utilizadas por siglos para perpetuar el patriarcado, especialmente si se unen a otro pasajes paulinos en que se recurre a Gen.2 para naturalizar una relación jerárquica entre el hombre y la mujer (1Cor.11:1-16, 14:34-35; 1Tim.2:9-15). En estos se llega a decir que las "mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar", así como que "aprenda en silencio, con toda sujeción, porque no permito a la mujer enseñar ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio" e incluso que "Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión, pero se salvará engendrando hijos". Digo con fuerza que es de gran irresponsabilidad e ignorancia usar estos pasajes fuera de su contexto, interpretándolos de forma literal y machista. No se puede someter el mensaje del Evangelio a este par de versículos, especialmente si en la misma carta en que se dice que callen, también se les reconoce para la oración y la profecía (1Cor.11:2-16), lo que implica hablar a los hombres para edificación, exhortación y consolación (1Cor.14:3); y el mismo autor[2] que dice que se salvarán engendrando hijos, también les da la potestad de elegir su propio estado civil, aconsejando la soltería y la vocación religiosa (1Cor.7). Ante todo, Pablo es un apóstol que reconoce y valora enormemente el aporte de sus colegas mujeres (Rom.16; Fil.4.2-3; Hch.18.1-3,25-26), entre las que habían ministras y misioneras iguales a él. Es más, al hablar de la Iglesia como cuerpo de Cristo (11º entrada), Pablo llama a que todos aporten con los dones que Dios le ha dado y que nadie ha de ocultarlos, pues es Dios quien actúa a través de ellos (1Cor.12; Rom.12). La Iglesia del primer siglo fue, sin lugar a dudas, un espacio que le otorgó a las mujeres mayor derecho y liderazgo, por lo que habrá ganado grandes conflictos internos y con el resto de la sociedad. Ante esto, los apóstoles habrán considerado prudente mantenerse dentro de la lógica patriarcal de la época, enseñando sumisión de parte de la mujer juntamente a la sumisión de los hijos y de los esclavos (Col 3:18-4:5; Tito 2; Ef.5:33-6:9; 1Cor.7), dependiendo todos del señor de la casa, quien los sustentaba. Hoy, ante una sociedad que quiere cambiar, y considerando que la Iglesia ya exigió de forma unánime la abolición de la esclavitud, ¿no debemos exigir también la abolición del patriarcado? ¿Qué otra cosa hemos de hacer, si confesamos que en el bautismo "ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús" (Gal.3.27-28), y que tanto hombre como mujer fueron creados a imagen y semejanza de Dios (Gen.1:26-27)? Aún bajo su piel patriarcal, aquellos pasajes polémicos de Pablo fueron tremendamente liberadores para la época y deben seguir siéndolo, pues en los mismos va insistiendo que "en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón" (1Cor.11:11) y que el señor de la casa ha de cuidar humildemente a sus subordinados con temor a Dios, que no hace acepción de personas (Col 3:25; Ef.6:9). La ilustración de Ef.5:21-33, que he puesto como central en esta entrada, aparece encabezada con la frase que ha de regir todo lo que sigue: "Someteos unos a otros". La sumisión no debe venir de solo una parte, pues si alguien tiene mayor autoridad debe entregarse a sí mismo para potenciar a la otra parte, identificándose plenamente con ella y promocionándola en todo. Tal sentido se complementa perfectamente con lo tratado en la entrada anterior, en que imitar a Cristo implica necesariamente hacerse el menor y servir al otro. Pedro presenta igual el respeto y cuidado mutuo en el matrimonio como cuestión que refleja el Evangelio sin necesidad de palabras, y algo de lo que depende nuestra buena relación con Dios (1Pe.3:1-7).

Con todo, Ef.5:21-33 potencia con aún más pasión la imagen presentada por los profetas. No se trata solo de nuestra liberación, el pacto de la promesa, la fidelidad de Dios, nuestro apasionado reencuentro, el sustento, la santificación y la fiesta eterna, sino que de entrega mutua y de que "somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos". De ahora en adelante, la Pascua que celebramos en la Santa Cena y la concepción de la Iglesia como Cuerpo de Cristo, están inseparablemente unidas a la concepción de la Iglesia como cónyuge del Señor (cosa señalada igual en Jn.19:31-37[3]). Ahora vemos con mayor fuerza que nuestra vida no tiene sentido sin el Señor y que ésta ha de ser un proyecto común con todos los que son parte de su cuerpo místico. Hemos de entregar nuestra vida al Señor en todas sus dimensiones, en espíritu y cuerpo (1Cor.6:12-20), y hemos de servir al otro como a nuestro propio cuerpo, o aún más, como al mismo Señor, nuestra cabeza. Con todo esto, ya no le llamaremos más Mi Señor, sino que Mi Marido (Os.2:16), sabiendo también que Cristo no trataba a sus discípulos como siervos, sino que como amigos (Jn.15:15).

Oh, Señor, líbranos de usar estas preciosas imágenes para sustentar eclesiologías y mariologías patriarcales y castrantes. Déjanos moldear por tu palabra e impide que te utilicemos para imponer nuestra moral. Queremos serte fiel en este proyecto común y revestirnos de ti, ahora y por toda la eternidad, sabiendo que las muchas aguas no podrán apagar nuestro amor, ni lo ahogarán los ríos (Cantares 8:7). Amén.


[1] Sin poder profundizar mucho en el tema de género, recomiendo aprender del trabajo de Irene Foulkes. Lean "Pablo: ¿un militante misógino? Teoría de Género y Relectura Bíblica" y "CONFLICTOS EN CORINTO. LAS MUJERES EN UNA IGLESIA PRIMITIVA".Agradezco a mi hermano Josaphat Jarpa, que me facilitó tal material.
[2] Son muchos los que sostienen, a partir del método histórico crítico y de mano de la teología liberal, que varias de las cartas consideradas tradicionalmente paulinas no son realmente de Pablo, sino que de autores posteriores que le atribuyeron sus escritos al apóstol. Pero yo me opongo, pues es una teoría científica que todavía no se comprueba, pero sobre todo porque no he de quitarle autoridad a las Sagradas Escrituras.
[3] Jn.19:31-37. Al no quebrarse los huesos de Cristo se apunta a que Él es nuestro Cordero de Pascua (Ex.12:46; Nm.9:12; Sal 34:20) y así como Eva nace del costado de Adán (Gen.2:21-22), del costado de Cristo traspasado por la lanza nace la Iglesia. Esto es, del bautismo de agua y sangre, que es el Espíritu de gracia y súplica (Zac.12:10; Ap.1:7). Gen.2:21-22, más que una cuestión jerárquica entre hombre y mujer, debemos verlo como profecía cumplida en Jn.19:31-37.

lunes, 15 de diciembre de 2014

18° La Iglesia: huestes de la fe


Siempre tuve repulsión a la idea de ese Dios guerrero y a identificarse con la guerra o con un ejército. Sin embargo, es una imagen muy utilizada, especialmente entre los pentecostales y carismáticos. De todas formas, la imagen de la guerra abunda en la Biblia y no podemos ignorarla. Como veremos, es una imagen muy potente y apasionada de la Biblia, especialmente para aquellos que sufren.

En el Antiguo Testamento se nombra (Versión Reina Valera 1960) 273 veces a "Jehová de los ejércitos" o "Dios de los ejércitos" y en el Nuevo Testamento aparece 2 veces como "Señor de los ejércitos". En su idioma original es "YHVH-Sebaot". "Sebaot" significa literalmente "huestes", refiriéndose especialmente a batallas o servicio. Jehová de Sebaot es el nombre del Señor en su manifestación de poder, como Rey (Sal.24:10) y Señor de la gloria (1Cor.2.8). Eso si, es interesante que el invocar a Dios de esta forma no es propio de los pasajes bélicos como del Pentateuco, ni de Josué ni de Jueces (aunque son pasajes que igual construyen el concepto que se tiene de la Iglesia como ejército). Tal forma de invocar al Señor es usado especialmente por el profeta Jeremías, pero también por profetas como Hageo, Zacarías y Malaquías. Es el título distintivo de Dios en relación con la ayuda y consolación que Él nos da en tiempos de división y fracaso (1Re.18:15, 19:14; Is.1:9, 8:11-14, 9:13-19, 10:24-27, 31:4-5; Hag.2:4; Mal.3:16-17; Stgo 5:4). El salmista invoca a "Jehová de los ejércitos" como protector y pacificador, pues es nuestro escudo (Sal.84) y "hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra[...] quiebra el arco, corta la lanza y quema los carros en el fuego" (Sal.46; Os.2:18). Para mí, hablar de "Jehová de los ejércitos" es hablar de aquél Señor misericordioso que nos protege y está por encima de los poderes y los males de este mundo, sabiendo que mi Dios puede contra todos los ejércitos de este mundo y les pondrá fin con certeza. Como dice en Isaías 2:4: "Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra."

Respecto a entender al pueblo de la fe como un ejército, he de destacar que tampoco se usa en los pasajes bélicos, donde la palabra ejército se usa más bien en su concepto práctico (sin dejar de ser una cuestión bastante simbólica). La única parte del Antiguo Testamento en que se habla del pueblo de Dios, en su conjunto, como ejército o huestes es en Éxodo 6:26; 7:4, 12:17,41,51, en relación a la liberación de la esclavitud. En el Nuevo Testamento no se habla literalmente del "ejército de la fe" o de "huestes de la fe", pero la alusión al conflicto y la lucha es recurrente (lo que también se relaciona al deporte (1Cor.9:24-25; 2Tim.2:5,4:7; Fil.3:14)), y también se presenta la imagen de que los creyentes somos soldados de Cristo. Veamos la siguiente ilustración:
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.(Ef.6:10-20; 2Cor.10:3-5; 1Tes.5:8; Is.59:17)
La idea del Diablo, entendámoslo como un ser en sí mismo o solo como símbolo de la muerte y de nuestro pecado, sirve para entender que nuestro enemigo no son los otros. Nuestro enemigo es el Maligno, nuestro pecado, la incredulidad, la opresión y la injusticia. Ante tales cosas hemos de acudir a la defensa divina, estando firmes en la misión evangélica que da sentido a nuestra vida, esperando que la gracia de Dios enrole cada vez a más soldados. Con su ayuda hemos de proseguir adelante con la proclamación del Evangelio de paz y respondiendo (si es necesario) con el poder del Espíritu Santo, que se manifiesta especialmente con la Palabra de Dios. Nuestra lucha es completamente pacífica, pues no tenemos otra arma que la Palabra de Dios. "No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos" (Zac.4:6). Hemos de responder humildemente enseñando la verdad del Evangelio, con palabras y con entrega mutua, y la Palabra de Dios nos llevará también a la oración, con la que recurrimos a nuestro Rey y con la que nos apoyamos mutuamente, permitiendo que el Espíritu nos una para ir firmes y adelante como un solo equipo, combatiendo unánimes por la fe del Evangelio (Fil.1:27; 1Cor.14:8).

Hemos de recurrir siempre a la oración y a Dios, pues no podemos confiar en nosotros mismos, que constantemente caemos en las diabólicas lógicas de poder de este mundo. Hemos de cuidarnos de nosotros mismos, que no nos aferremos a las seguridades y poderes terrenales, sino que como militantes del Reino nos alejemos de tales cosas (1Tim.6:10-12; 2Tim.2:3-4). En el encuentro de Jesús con el Diablo en el desierto, se puede identificar cómo Cristo condena la tentación del poder económico, del poder religioso y del poder político-militar (Mt.4:1-11; Mr.1.12-13; Lc.4.1-13; Jn.2:18,6:15,26,31). Esto mismo hace sintonía con la imagen apocalíptica de la Bestia y la Gran Ramera de Daniel 7 y Apocalipsis 17. Sin entrar en mayor interpretación, esta Bestia tiene poder sobre los reinos de este mundo, se adorna con metales preciosos, persigue a los santos de Dios y destroza el mundo. El poder de este mundo es lo que caracteriza al mal. Vivimos bajo un orden social lleno de violencia, sometidos a los poderosos y maleantes de hoy o a nuestro propio pecado. Sin embargo, confiamos en que Dios mismo juzgará y acabará con el orden actual, para que empiece el gobierno pleno de Dios en la tierra: el Reino de Dios en la segunda venida de Cristo (Dn.7:13-14, 25-27; Ap.17:14-18; Is.11; Hch.1:9-11; Mt.24:29-51, 26:64; Mr. 13.24-37; Lc.21:25-36; 2Tes.2:3-11).

Por todo esto, hemos de ser como extranjeros en este mundo, como peregrinos que se abstienen de lo mundano que batalla contra el alma (1Pe.2:11; Heb.11:13; 13:14; Stgo.4:1). Existe aquella dicotomía entre el Reino de Dios y el reino del mundo. Entonces... ¿Cómo actuar ante las autoridades civiles, los poderosos y los que gobiernan este mundo? Es muy citado cuando Pablo dice "sométase toda persona a las autoridades superiores" (Rom.13), pero lejos de interpretarlo desde la perspectiva autoritaria, me siento interpelado por la interpretación de Dietrich Bonhoeffer[1]:
El cristiano no debe aspirar a situarse en el mismo plano de los que tienen el poder; su vocación es la de permanecer abajo. Las autoridades están arriba, mientras él se encuentra abajo. El mundo reina, el cristiano sirve; así está en comunión con su Señor, que se hizo esclavo.
Recordemos que Pablo sabía bien qué era ser perseguido por la autoridad (Hch.9:23-30; 13:49-52; 14:1-6, 19-20; 16:16-37; 17:1-14; 18:1-6; 19:21-39; 21:1-23; 22:30-23:11; 25:1-12; 25:23-26:32) y recordemos que "es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hch.4:19, 5:29). Si leemos con cuidado el pasaje de Rom.13, notaremos que su fin no es justificar a los poderosos, sino que insistir en que Cristo es el único Señor del ser humano y que no hemos de adjudicarnos señorío enfrentándonos a la autoridad, sino que hemos de vestir las armas de la luz (v.12), que es el amor al prójimo, el cumplimiento de la ley del Reino. Ley con la que nos gozamos en la persecusión (Mt.5:1-11) y con la que damos la otra mejilla (Mt.5:38-42). Insisto en que el enemigo no es el otro, sino que hemos de cuidarnos nosotros de no caer en las lógicas del Maligno. Ante la dureza de las autoridades, hemos de saber que nosotros debemos ser distintos (Mc.10:42-45) y hemos de orar por ellas (Mt.5:44; 1Tim.2:1-2), pidiendo a Dios que las utilice para hacer su voluntad. Con todo, una comunidad o sociedad siempre necesitará gente que la dirija o tener ciertos roles de autoridad o responsabilidad. No existe responsabilidad sin autoridad. Toda comunidad necesita cierto orden para que podamos luchar juntos, avanzar juntos. Así mismo, todos tenemos autoridad sobre otros en algún momento de nuestra vida, sea en menor o mayor grado. Rom.13 apunta a que tal autoridad no es propia, sino que se la debemos a Dios y debemos usarla en pos del bien común, sirviendo siempre al Señor y al prójimo.

Me encantaría profundizar también respecto a la riqueza y la pobreza, sabiendo que el ser soldados de Cristo es militar por la austeridad y por los pobres (1Tim.6:3-19, 2Tim.2:1-13; 1Cor.9:7; Heb.10:32-34; 1Jn.2:14-17), y que no podemos servirle a dos señores (Mt.6:24; Lc.16:13). Sin embargo, es un tema amplio y que se escapa de esta serie de entradas.

El tema del poder y la autoridad es complejo, sabiendo que el concepto de la Iglesia como ejército puede llevarnos tanto al rechazo de la autoridad y sociedad corruptas, así como a cooperar con las autoridades y el resto de la sociedad en la construcción de un mundo mejor. ¡Qué gran tensión tenemos en nuestra vida! ¿Es completamente malo el mundo en el que estamos? Para nada, pues lo creado por Dios es bueno (Gen.1:10,12,18,21,25,31) y hemos de amar al mundo, así como Dios ama al mundo (Jn.3:16). Si decimos que la Palabra se hizo carne, es porque Dios no menosprecia este mundo ni lo material, sino que vive en su creación (de la cual somos parte) y la santifica, como también tratamos en las entradas 15° y 16°. Lo negativo de la palabra "mundo" hace alusión a las lógicas de poder de este mundo (sometido por nuestro pecado), que son completamente opuestas al poder no violento que el Espíritu Santo nos enseña. Vemos cómo los judíos esperaban que el Mesías fuera un libertador que le hiciera guerra al imperio y reinara en su lugar, pero Jesús dice: "mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado" (Jn.18:36; Mt.22:21; Mr.12:17; Lc.20:25). En la entrega de Cristo vemos de forma sublime el carácter de la guerra que luchamos, en la que hemos de vencer el mal con el bien (Rom.12:21; 1Tes.5:15; 1Pe.3:9) y en la que los postreros serán los primeros (Mt.19:30,20:16; Mc.10:31; Lc.13:30). En esto vemos lo que Francisco de Asís[2] llamaba "lo kenótico", que es hacerse el menor, lo que Jesucristo hizo al encarnarse y nacer en un establo, al servir a los excluidos y especialmente en su muerte en la cruz. En la oración intercesora de Cristo en Jn.17, Él ora especialmente por esta tensión. Así como Él, no pertenecemos a este mundo, pero de ninguna forma nos debemos abstraer del mundo, pues Cristo nos ha enviado a éste (v.14-18). Cristo pide al Padre que nos proteja del Maligno que asola este mundo, y por lo mismo debemos estar unidos (v.21). Es aquí donde hemos de aferrarnos a Cristo, nuestra verdad, confiados en que su oración ha sido escuchada y que va delante nuestro en la batalla con todo su ejército celestial. Tengámosle a Él como estandarte, bandera o pendón y avancemos con confianza (Sal.20:5; Is.11:10-12, 62:10). No debemos temerle a esta batalla ni debemos temerle al mundo ni refugiarnos de él, pues Cristo ha vencido al mundo (Jn.16:33). ¡Aleluya! Como dice aquél grito de júbilo: "¿Quién vive? ¡Cristo! Y a su nombre: ¡Gloria! Y a su Iglesia: ¡Victoria!".

Para concluir, debo decir que es tentador usar estos conceptos para pelearnos entre nosotros, abogando por lo que uno considera bueno, negando que el otro sea cristiano si no calza con nuestra moral o nuestro ideal. Pero he de insistir que la fe no se basa en una moral ni en ideas[3], y que todos los que confesamos a Cristo somos parte de un mismo equipo, un mismo partido, un mismo ejército unido por una misma misión, siguiendo a un mismo Señor. Los cristianos no podemos ser fieles a nuestra lucha si nos peleamos entre nosotros, pues todo reino divido será asolado (Lc.11:17). Al compararnos con un ejército, hemos de entender que nuestra misión requiere de cierta disciplina, que nos entrenemos constantemente en la lectura y oración comunitaria, y que hemos de dar nuestra vida por el Evangelio, dispuestos a morir por la causa (2Tim.2:11-12)[4]. Vayamos adelante con valor, sabiendo que Cristo, al resucitar, ya venció a la muerte y con ella al pecado y al Maligno (Rom.6:9-11). Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Rom.8:31; Sal.27:1; Mt.16:18)

Les dejo, entonces, con tres canciones muy buenas respecto al tema. Bendiciones.

Firmes y adelante, huestes de la fe

Castillo fuerte es nuestro Dios

Yo soy un militante


[1]El Precio de la Gracia: El seguimiento, Dietrich Bonhoeffer. Ediciones Sígueme, sección "iglesia visible", pág. 194. DESCARGAR.
[2]Francisco de Asís, a quien le debemos esa hermosa oración: "Hazme un instrumento de tu paz".
[3]Nuestra fe se basa únicamente en una persona, que es Cristo, y en seguir su ejemplo.
[4]Idea que viven todos aquellos que son perseguidos por su fe, y que también encarnan los Equipos Cristianos de Acción por la Paz (http://cpt.org/), motivados por la siguiente pregunta: “¿Qué pasaría si los cristianos dedicaran la misma devoción y disciplina en sus acciones por la paz que los ejércitos dedican en sus acciones bélicas?” Recomiendo revisar el material que tienen del pacifismo en relación a la Biblia: http://cpt.org/es/resources/training/bibical_nonviolence

viernes, 21 de noviembre de 2014

17° La Iglesia: Camino


En la entrada anterior hablaba del concepto de santidad y de cómo se denominaba "santos" a los creyentes, antes de usarse la denominación "cristianos". "Cristiano" significaba literalmente "partidarios de Cristo", denominación que empezó a ser usada de parte de los que perseguían a los creyentes, antes que Roma los tolerara y antes de que se "cristianizara". Acá voy a reflexionar, cortito, sobre otra palabra con la que los primeros discípulos se identificaban a sí mismos: Camino (Hch.9:2,19:9,23;22:4,24:14,22).

En la Biblia (Reina Valera 1960) aparece 741 veces la palabra "camino". Claro que la mayoría de las veces la usa de forma práctica, sin dejar de ser una cuestión muy simbólica, y otras muchas la usa metafóricamente. Es una imagen muy fuerte, sabiendo que como Iglesia somos un pueblo que camina por el mundo, así como el Israel del éxodo caminaba por el desierto hacia tierra prometida. La Biblia entera nos es dada para que sigamos el camino del Señor, hacia el reino de nuestro Padre celestial.

Este concepto enfatiza lo tratado en la entrada 8°, acerca de la misión y el discipulado. Como discípulos, hemos de entregar toda nuestra vida a seguir los pasos de Jesús, y aprender de sus enseñanzas. Jesús, como revelación cúlmine de Dios, es el maestro que enseña el camino de Dios con verdad (Lc.20:21; Mc.12:14). Él mismo, antes de terminar el Sermón del Monte (Mt.5-7), dice: "estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan" (Mt.7:14). Sin embargo, el camino no es simplemente seguir sus enseñanzas. En Juan 14:6 dice: "Yo Soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí". Justamente, el camino del Señor no se trata de seguir preceptos, sino de creer y creerle a aquél que el Padre envió para ser nuestro camino (Jn.6:28-29).

De ninguna forma pensemos que el concepto del camino es una cuestión excluyente, pues es en el camino, en el seguimiento, en el envío, en la misión, que sanamos al otro y lo incluimos en el gozo del reino, sin distinción alguna (Mt.22:9; Lc.18:35-43; Mt.20.29-34; Mr.10.46-52; Hch.8:36-39; Lc.10:33). La misión de la Iglesia, como pueblo que peregrina, es un constante éxodo hacia el otro, un salir de sí mismo para encontrarse con el otro en el camino. Es justamente así que imitamos a nuestro maestro, aquél caminante que se despojó de sí mismo para reconciliar al mundo. En el camino no solo nos encontramos con el otro, sino que es en el camino que se nos revela el Señor, como sucedió a los discípulos camino a Emaús (Lc.24:13-35; Mc.16:12). La Vida se hace presente hoy y ahora, en el camino, sabiendo que la bendición de Dios no se basa en que nosotros seamos santos o perfectos, sino en que caminemos detrás de Aquél que es santo y perfecto, buscando ser cada vez más como Él (Fil.3:12-14).

Jesús es el Camino... ¿cómo es que se le puede llamar Camino a la Iglesia? ¡Que cosa tan tremenda! De ninguna forma seremos Camino si nos predicamos a nosotros mismos o si nos atribuimos poder en este mundo, sino que predicando al único Señor de este mundo y encarnándolo al vivir conforme al Espíritu Santo. Viviendo esa vida que es la comunión de los santos, la Iglesia que se entrega al mundo así como Cristo se entregó por todos nosotros. La Iglesia es Camino en cuánto se entienda que la Iglesia no es otra cosa que una vida de discipulado, de caminar juntos y como iguales detrás de Cristo, aferrados a Él. Ayúdanos, Señor, a vivir tu Camino. Amén.

viernes, 19 de septiembre de 2014

16° La Iglesia Santa: los santos


Antes que todo quiero aclarar que, al igual que el término "pecado", considero que la mayoría usa el término "santo" sin considerar su sentido bíblico. Cuando hablo de "los santos", de ninguna forma me refiero a lo que suele referirse la religiosidad católica... esto es personas que tuvieron un testimonio de vida destacado, a las cuales hemos de venerar o pedir intercesión. Esa es una idea que rechazo, fiel al legado evangélico-protestante, pues pone énfasis en la obra de los humanos en vez de poner énfasis en la obra de Dios. Los mismos apóstoles rechazaron algún tipo de veneración o adoración (Hch.10:25-26; 14:11-14), al igual que los ángeles (Ap.19:10; 22:9). Como ya he repetido varias veces: ¡solo hemos de postrarnos ante Dios! En realidad, el único verdaderamente santo es el Señor, y hemos de dirigirnos a Él por la intercesión que es a través de Jesucristo solamente. Claro que me parece provechoso recordar el testimonio de personas destacadas, pero eso es otra cosa.

Cuando hablo acá de "los santos", lo hago en el mismo sentido que Pablo en la mayoría de sus cartas. Es relevante recordar que el pueblo de Dios, al menos en la Biblia, nunca se denomina así mismo "cristiano". El referirse a la Iglesia como "los cristianos" es una cuestión posterior, y vemos en las epístolas que entre ellos se denominaban “los santos”. Pablo suele denominar "santos" a los creyentes en general en varios de sus saludos y despedidas (Ef.1:1; Fil 1:1,4:21-22; Col.1:2; 1Tes. 5:27; Heb.3.1,13:24) o en cualquiera de sus exhortaciones o referencias a los creyentes (1Cor.14:33,16:15; Ef.1:4,15,18,2:19,3:8,18,4:12,5:3,27,6:18; Col1:4,12,22,26,3:12; 1Tim.5:10; 1Tes.3:13; 2Tes.1:10; 1Cor.6:1-2; 1Cor.14:33; Rom.8:27,12:13,16:2,15,15:25,26,31; Heb 6:10). También lo hace Judas, hermano de Jacobo, (Jud.1:1-3), Lucas en Hechos 9:32 y el apocalipsis de Juan (Ap.5:8; 8:3,4;11:18;13:7,10). También se usan otras fórmulas similares, que dicen mucho del significado de este término, como el ser “llamados a ser santos”, “santificados”, “llamados para santificación”, etc. (Rom.1:7,6:19-22; 1Cor.1:2,6:11; 1Pe.1:2; 2Tes.2:13).

Pero, ¿qué significado se le da a este término? Literalmente quiere decir “apartado”, “dedicado a…”, “escogido para…”. En el Antiguo Testamento vemos cómo se le relaciona al cumplimiento de la ley y a la pureza, a dedicarse completamente a lo religioso absteniéndose de cosas consideradas impuras o mundanas. Diría que el mayor ejemplo de santidad en la ley de Moisés se ve en la dedicación de los nazareos (Núm.6:1-21; Jue.13:5-7) y en la religión del templo, en que dependiendo de la “santidad” de la persona a qué partes podía entrar, pudiendo solo el sumo sacerdote entrar al Lugar Santísimo separado por el velo (Heb.9:1-7). En Lv.16 se muestra el ritual que debía hacer el sacerdote para purificar o santificar el templo. Diría que ese sentido de "pureza graduada" es la que prepondera entre los católicos romanos y entre los evangélicos fundamentalistas, que con su obsesión por lo sexual se han alejado de lo bíblico y de los orígenes que tiene el Movimiento de Santidad en el metodismo de Wesley, enraizado en el pietismo de Spener difundido gracias a los Hermanos Moravos. Gloria sea a Dios por aquellas obras del Espíritu.

Como veíamos en la entrada anterior, el Nuevo Testamento da un nuevo sentido al concepto de templo y de sacerdocio, haciéndolo igual con la idea de la santidad. Profundizando en el concepto de la Iglesia como templo y santuario, hemos de decir que con la cruz de Cristo se ha roto el velo del templo (Mt.27:50-51; Mc.15:37-38; Lc.23:45-46), por lo que ya no hay ninguna distinción entre los hijos de Dios. En la Iglesia, el templo de Dios, ya no hay gente más cerca o más lejos de Él, siendo Cristo el único sumo sacerdote y todos hemos de relacionarnos directa y personalmente con Él. Así como no se puede dar medida a nuestro pecado ni estratificar a los pecadores, tampoco se ha de dar medida a nuestra santidad ni estratificar a los santos. Se ha de destacar que, en términos estrictos, solo Dios es santo (Ap.15:4, 4:8; Is.6:3) (Mc.10:18; Mt. 19:17; Lc.18:19), pero es por lo mismo que nosotros también hemos de ser santos y hemos de abandonar el pecado (Lv.19:2,21:8; 1Pe.1:13-23; Mt.5:48).

¿Cómo podemos hablar de nuestra santidad y de una Iglesia Santa, si en la 2° entrada se puso tanto énfasis en que todos somos y seguimos siendo pecadores y que la Iglesia es pecadora? De todas formas, aseverar que la Iglesia es pecadora y al mismo tiempo santa es contradictorio, pero sin lugar a dudas es un aspecto esencial de la fe cristiana, sabiendo que "lo insensato de Dios es más sabio que los hombres" (1Cor.1:18-25). El santuario de Dios no es tal por las piedras que lo componen ni por sus características, sino porque es morada del Altísimo, de su Espíritu Santo. No importa la fragilidad que tengamos como piedras de su templo, es su Espíritu el que sostiene el edificio. Las ramas no son santas por lo que son, sino porque están unidas a la raíz (Rom.11:16). Cristo es el que nos hace santos, al dejarnos ser parte de su santuario, al estar junto a Él en el Lugar Santísimo por la justicia que Él ha llevado a cabo en la cruz (Rom.3:21-26,10:3; Fil.3:9; 1Pe.2:24). He aquí que la denominación “santos” se refiere, en palabras de Bonhoeffer: “al acontecimiento único del bautismo y de la justificación [...] Los santos siguen siendo los pecadores justificados.”[1] Pedro también afirma que no por ser bautizados y salvos estamos libres de nuestra inmundicia (1Pe.3:21). El ser santos no viene de una gracia o pureza nuestra, sino del hecho de que es Cristo quien nos llama, quien nos ha escogido y nos dedica completamente a Él, a pesar de nuestro pecado. Esto no nos separa de lo “mundano”, pues como ya he mencionado en entradas anteriores, Cristo nos envía al mundo, dedicando todo lo que hacemos, en todas las esferas de nuestra vida, al servicio cristiano. Sea dónde estemos y qué hagamos, la fe nos tiene en su santuario y nos hace parte del cuerpo de Cristo en la tierra. He aquí es relevante afirmar que la Iglesia es tanto parte del mundo (pecadora) como revelación de Dios para el mundo (santa). Como decía Lutero: simul iustus et peccator (al mismo tiempo justos y pecadores).

Siendo que la justicia, la santidad, la salvación, la sanidad no vienen de nosotros, es que somos hechos completamente libres de ser santos por nuestra cuenta. Pero esta libertad no es otra cosa que la vida de santificación: vivir efectivamente conforme al Espíritu Santo. Que no sea solo Dios quien vea la santidad de Cristo en la Iglesia, sino que nos revistamos de Cristo (Rom.13:14, Ef.4:24) y vivamos de forma visible aquél gozo que nos ha regalado. Si Cristo ha dado su vida por nuestra liberación y santificación… ¿acaso no estamos pisoteando y despreciando su cruz cada vez que pecamos deliberadamente? ¡Andemos conforme al llamado que nos han hecho, correspondiendo a nuestro salvador! (Heb.10:29; Col.1:10; 1Tes.2:12; 4:3,7-8; Ef 4:1; Flp 1,27; 2Cor.7.1). La parábola del Buen Samaritano (Lc.10:25-37) nos da un buen indicio de qué significa para nuestro Maestro el ser santos y cumplir con su ley. El sacerdote y el levita no evaden al moribundo por ser malos o no, sino que la ley de Moisés prohibía el contacto con la sangre y con los muertos como cosas impuras… ¡especialmente a aquellos dedicados al templo! En el samaritano, aquel que ni merecía ser llamado judío ni prójimo, que se ensucia las manos movido por la misericordia y la compasión, Jesucristo pone nuestro ejemplo de santidad. La santidad no depende del cumplimiento de una moral, de una ley, de un código de ética, de la abstención de lo impuro…. Sino de aceptar nuestra incapacidad y acudir a Cristo, que nos lleva a una vida conforme al Espíritu Santo. Esta vida santa es lo que he tratado en toda esta serie de entradas. La santidad es aceptar el espacio que Cristo nos da en la comunión de los santos, ser su pueblo, ser su familia, ser sus discípulos, ser sus ministros, ser sus embajadores, ser trigo y viña que de fruto, ser obreros diligentes, ser su rebaño, ser edificio cimentado en su Palabra, ser cuerpo de Cristo acá en la tierra que se entrega por el otro… corresponder a nuestro bautismo y a todo lo que nos ha convertido. Qué bonito sería llamarnos nuevamente “santos” los unos a los otros, poniendo énfasis en la obra que Cristo ha hecho en nosotros y en nuestra vocación.

¡Oh, Señor! ¡Queremos dedicar nuestra vida a ti! ¡Apártanos de una vida sin sentido, de una vida que no te reconoce en el mundo, en el pobre, en el enfermo, en el preso! ¡Apártanos de una vida que no te reconozca como el único Señor de todo, tanto de lo religioso como de lo cívico! ¡Apártanos del orgullo de querer ser santos a solas, sin una comunidad visible de hermanos! ¡Fortalece la comunión que nos une los unos a los otros en torno a tu Palabra, sabiendo que así cultivamos el Santo Espíritu que nos has dado! Amén.




[1] El Seguimiento, ediciones sígueme, pag. 209, Dietrich Bonhoeffer

lunes, 1 de septiembre de 2014

Young Reformers Network Explores Cooperation With Taizé Community

Red de Jóvenes Reformadores busca cooperación con la Comunidad de Taizé

Comité Directivo de Jóvenes Reformadores en Taizé, junto al prior Alois. Foto: FLM/C. Kästner

Empoderación juvenil y reforma en curso

(Lutheran World Information LWI) - La Red Global de Jóvenes Reformadores de la Federación Luterana Mundial (FLM o LWF) está explorando caminos de cooperación con la comunidad ecuménica de Taizé. En una visita a Taizé, el grupo directivo de la Red de Jóvenes Reformadores invitó a los hermanos y voluntarios en Taizé a ser parte de de la Conferencia de Jóvenes Reformadores del 22 de agosto al 4 de septiembre de 2015 en Wittenberg, Alemania. La conferencia reunirá a delegados de la Red Jóvenes Reformadores de 144 iglesias miembro de la FLM.

Traer a la vida los dones de las iglesias

"Los hermanos y voluntarios de Taizé pueden otorgar una perspectiva ecuménica y espiritual a la conferencia" dijo la secretaria juvenil de la FLM, Caroline Richter, en una reunión con el hermano Alois Löser, el prior de la comunidad de Taizé.

"El 2017 [año en que se celebrarán los 500 años de reforma evangélica-protestante] no tiene que tratarse de encontrar nuestra identidad confesional en contra de la del otro“, dijo el hermano Alois. "Los muchos dones de nuestras iglesias solo pueden cobrar vida en los caminos ecuménicos. Ustedes, los jóvenes, pueden mostrárnoslo“.

"La conferencia en Wittenberg es una forma maravillosa para otorgarle una perspectiva internacional a la reforma" dice Julia Braband, de la iglesia evangélica en Alemania central, miembro del grupo directivo. "Taizé comparte nuestra visión de 'ecclesia semper reformanda', de una Iglesia en constante reforma".

La comunidad ecuménica de hermanos en Taizé, Francia, ha estado conduciendo encuentros juveniles desde 1970, invitando cada semana a miles de jóvenes cristianos de todo el mundo. Es especialmente conocido por su espiritualidad, que incluye tres oraciones diarias con cánticos en diversos idiomas. En 2015 se celebrará su 75° aniversario. El aniversario también conmemorará el 100° cumpleaños del hermano Roger Schütz, fundador de la comunidad de Taizé que fue asesinado en 2005.

¿De qué han sido liberados? - Discusiones ecuménicas.

Para estas celebraciones, la comunidad también ha invitado a jóvenes para discutir formas de comprometerse en el mundo, fundados en la fe. "Empezamos a explorar caminos de contribuir a esta celebración con testimonios de jóvenes de la FLM", dijo Richter. La mesa directiva de la juventud de la FLM, ha enviado ya un delegado joven para conducir un taller en los encuentros juveniles en Taizé, sobre justicia climática y la iniciativa #fastfortheclimate (ayuna por el clima).

En un taller, el grupo directivo presentó también la Red de Jóvenes Reformadores a los jóvenes que visitan Taizé. "Nuestro lema 'Liberados por el Amor de Dios' fue muy bien recibido", dijo la Rev. Monica Villareal, miembro del grupo directivo que representa a Norteamérica. "Provocó muchas discusiones acerca de la liberación en términos teológicos, y en la experiencia cotidiana".

La visita a Taizé fue parte de la reunión del grupo directivo de Jóvenes Reformadores en Ginebra del 19 al 26 de agosto 2014. En seminarios y reuniones, prepararon juntos las siguientes actividades, como la conferencia virtual del Día de la Reforma 2014 "Liberados por el Amor de Dios para Cambiar el Mundo", y la conferencia en Wittenberg de Jóvenes Reformadores en 2015.

Fuente: http://www.lutheranworld.org/news/young-reformers-network-explores-cooperation-taize-community

sábado, 30 de agosto de 2014

Conflicto Israelí-Palestina: ¿Tratado de paz?

Nuevamente hago referencia al noticiero evangélico español www.protestantedigital.com, que también recomiendo para mantenerse informado de distintas cuestiones a nivel internacional. Este martes 26 de agosto se publica la noticia relacionada al acuerdo de tregua permanente de alto al fuego en Gaza: http://www.protestantedigital.com/ES/Internacional/articulo/18817/Israel-y-palestina-acuerdan-tregua-permanente.

Es para mí un gran alegría leer esa noticia, aunque me genera desconfianza el poco apoyo que parece tener tal medida en el Estado de Israel. Así mismo, me da desconfianza que haya tanto silencio al respecto en los medios de comunicación. ¿Es que de repente, después de ser tema de moda, se está dando un bloqueo mediático? También, en la noticia del martes, me llamó la atención que fuera un acuerdo tan solo con las milicias de Hamas, y no se mencionara nada relacionado al la liberación de Palestina como un Estado independiente. He ahí que también comparto la noticia del noticiero "el cuidadano" de este viernes 28: http://www.elciudadano.cl/2014/08/29/113213/segun-abbas-israel-acepta-un-estado-palestino-con-las-fronteras-de-1967/.

En esta noticia el presidente de la Autoridad Nacional Palestina asegura que el primer ministro israelí aceptó el establecimiento de un Estado palestino conforme a las fronteras de 1967. Sin embargo, el primer ministro de Israel ya ha recibido grandes críticas tan solo por el alto al fuego en Gaza.

¿Dónde está la presión internacional para que esta delimitación de fronteras sea efectiva? ¿Dónde está la presión para que las colonias judías salgan de territorio palestino? ¿Qué dicen las iglesias... se pararán en contra de las lecturas sionistas? Al menos yo, como un ciudadano más de Concepción, no he recibido mucha información al respecto y me parece sospechoso tanto silencio. Desde la distancia levanto una plegaria por la paz y la justicia en "Tierra Santa", esperando que "cristianos" no sigan mal usando nuestra confesión ni nuestra Biblia en contra de tales acuerdos de paz.

¡Shalom!

Lutheran World Information 8/2014: Palestina, Irak, Ecumenismo y varios

Entre las razones que me adhieren a la comunidad luterana están sus principios de vocación profética y vocación diacónica, según las cuales estamos llamados por Dios a anunciar su justicia, denunciar las injusticias de este mundo y entregarnos en servicio al otro. Junto a esto igual está el principio de la vocación democrática, pues todos somos iguales y los apóstoles discutían en asamblea las cuestiones (Hch.15) las elecciones para las tareas eran hechas por y el pueblo de Dios, como un todo y guiados por el Espíritu (Hch.6:1-7).

Como organización democrática, es muy importante mantenernos informados. He ahí la relevancia de boletines como el de la Federación Luterana Mundial (FLM) o Lutheran World Federation (LWF): el LWI (Lutheran World Information). LWI envía constantemente noticias a los correos electrónicos de quienes se inscriben (inscríbete), y acercándose el final del mes compilan las noticias en un boletín. Esta entrada empecé a escribirla a raíz de la edición del mes de agosto: http://www.lutheranworld.org/sites/default/files/LWI-201408-EN-low.pdf.

Pensaba resumir y comentar el contenido, especialmente lo relacionado al conflicto israelí-palestino, al conflicto en Irak y respecto al diálogo interdenominacional que ha realizado la FLM, pero creo que ya me demoré mucho. Así que les dejo simplemente los enlaces para que se inscriban e informen.

Inscríbete: http://www.lutheranworld.org//content/lwi-2014

¡Saludos fraternos y muchas bendiciones de nuestro Dios!

sábado, 23 de agosto de 2014

Conflicto Israel Palestina: Testimonio de la Comunidad Estudiantil Cristiana Israelí FCSI

No se sorprendan de que sea la tercera vez, en menos de un mes, que publico testimonios respecto a la ocupación genocida en Palestina. Ya publiqué la carta de pastores luteranos penquistas y este miércoles publique 3 reflexiones (D. Tutu, J. Fonseca y J.Stam). Hace décadas que el tema en Palestina es inaceptable, y no se ha hecho nada por la influencia sionista de USA, en nombre del cristianismo. Aquí que como cristianos somos especialmente responsables de ser signos de paz, y denunciar esas interpretaciones anti-cristianas.

Hoy me llegaron noticias del sitio español www.protestantedigital.com, relacionado especialmente a la Alianza Evangélica Mundial (WEA World Evangelical Alliance). En este sitio se publican noticias y reflexiones relacionadas al mundo cristiano, y a diferencia de muchos otros medios, no han dejado de hablar de este tema. El jueves publica un artículo titulado "Cristianos ante el conflicto: Se extienden actos de oración por Israel y por la paz". Se hace referencia a distintas iniciativas con distintas posturas, entre las que quiero destacar a la Comunidad Estudiantil Cristiana Israelí FCSI, en la que estudiantes judíos y palestinos siguen unidos a pesar del conflicto. Esta comunidad estudiantil cristiana está asociada a la CIEE (Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos o IFES del inglés), al igual que el GBU (Grupo Bíblico Univesitario) en Chile. Les dejo con la siguiente carta:
Queridos amigos

"Se oye un grito en Ramá, llanto y gran lamentación; es Raquel, que llora por sus hijos y no quiere ser consolada; ¡sus hijos ya no existen!" (Mateo 2:18).

"Empecé el día con lágrimas en los ojos..." así comenzó un correo electrónico de Nadar, que dirige la obra IFES en los territorios palestinos. Continua, "Oh Señor, ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo debemos ver a nuestro pueblo sufriendo por violencia y terror? ¿Hasta cuándo debemos ver imágenes de niños heridos o muertos? ¿De mujeres y hombres con cuerpos destrozados? Las palabras se quedan cortas para describir el sufrimiento humano y la barbarie".

Nadar siguió hablando acerca de lo que siente al ver el bombardeo de la franja de Gaza, a la que describió como "la mayor prisión abierta del mundo, un gueto a falta de una palabra mejor".



Lloramos con él cuando oímos acerca del creciente número de muertes, muchos de ellos niños. Lloramos cuando vemos vídeos acerca de padres y madres llorando por sus hijos fallecidos, cuando vemos hogares destrozados y nos preguntamos dónde pueden ir estas pobres personas para estar seguras.

Muchos están refugiándose en las iglesias de Gaza, según nos relatan. Nos piden que oremos para que estas iglesias permanezcan seguras.

Nadar nos cuenta el impacto sobre el ministerio estudiantil: "Mientras les escribo estas palabras, recibí noticias acerca de uno de los muchachos que murió tras recibir un disparo en el ojo izquierdo el día de su séptimo cumpleaños. Este joven se había unido a nuestras actividades el año pasado, participaba en nuestro programa de evangelización escolar, se unió a la conferencia evangelística anual, a un viaje evangelístico y asistió a algunos seminarios.

"Pero le damos las gracias al Señor por proteger a Dina, miembro del comité, y a dos estudiantes universitarios que fueron atacados y casi recibieron un disparo de un militar israelí cuando estaban esperando un coche."

Hablé con Zaher, Secretario General de FCSI Israel. Quien también siente una gran carga por la paz. "Es un asunto difícil sobre el que escribir. El país está pasando por un período muy estresante durante este último mes. Estamos viendo más violencia y más odio entre árabes y judíos en Israel. Estamos escuchando a más gente apoyar las muertes del otro bando. Los árabes temen ir a las zonas judías y hablar en árabe, y viceversa. Las universidades y las escuelas del sur de Israel tuvieron que cerrar a causa de la situación y los estudiantes tuvieron que posponer sus exámenes.

"FCSI es un movimiento mixto que tiene árabes cristianos y judíos mesiánicos, por lo que los sentimientos se mezclan mucho en esta situación. Aunque no desarrollamos actividades durante el verano, el fin de semana pasado pudimos reunir al comité estudiantil (tanto de habla árabe como judía) y planificar el año que viene. Aunque los miembros asistentes tenían distintos puntos de vista políticos, pudimos orar juntos.

"En estas situaciones, FCSI subraya que somos uno en Cristo y, por tanto, podemos demostrarle a la gente que es posible vivir juntos."

Por favor, oren por paz esta semana. Oren por los poderes del mundo, para que tengan sabiduría para acabar con la violencia actual.

Oren también por Nader y Zaher, mientras luchan en esta volátil situación y animan a los estudiantes a mirar más allá del odio de generaciones hacia la Cruz de Cristo y que sean personas de la reconciliación. Oren por la seguridad del comité, los obreros y los estudiantes en Palestina. Oren por esperanza para los desesperanzados, los miles que perdieron sus seres queridos, sus hogares y sus trabajos. Oren por todos los que están sufriendo, para que busquen a Dios y que encuentren en Él su única esperanza y consuelo.

Gracias por sus oraciones.





Penny Vinden
Comunicación mundial | IFES




Fuente: http://us1.campaign-archive2.com/?u=5a0f7f0908df46b0b54cab07d&id=b370bb52fa&e=8d96b9c044

miércoles, 20 de agosto de 2014

Conflicto Israel-Palestina: D. Tutu, J. Fonseca y J. Stam

Siguiendo con el tema de la carta de los pastores evangélico-luteranos de la VIII región, Chile, comparto más reflexiones.

El nobel de la paz, Desmond Tutu, en una entrevista exclusiva para Haaretz, llama a un boicot global a Israel y urge a Israelíes y Palestinos a mirar más allá de sus líderes para encontrar una solución sostenible a la crisis en Tierra Santa. Lee sus mismas palabras en la siguiente página: https://secure.avaaz.org/es/tutu_to_israelis_free_yourselves/?1408540199.

Y termino esta entrada compartiendo la reflexión del pastor bautista Josué Fonseca, en la que también se comparte el enlace para ver la reflexión de Juan Stam:

¿Es Israel el pueblo de Dios? Por Josué Fonseca, 13 Agosto 2014

Respondo a la pregunta que me han repetido en estos días: ¿es el actual país de Israel el pueblo de Dios? La respuesta no es difícil, y es rotunda: no. Ahora viene la argumentación. ¿Por qué afirmamos que el país de Israel actualmente no es el Israel que se menciona en la Biblia? Veamos:

- El Israel bíblico es un pueblo, el Israel de hoy es un estado político;
- El Israel bíblico es un conglomerado humano que busca obedecer la Palabra de Dios dada en la ley, los escritos y los profetas, el Israel de hoy anda muy lejos de Dios;
- El Israel bíblico es un concepto incluyente que abarca a todos los creyentes, el país de Israel tiene una lógica excluyente;
- El Israel bíblico tiene sus definiciones en las enseñanzas de las Sagradas Escrituras, el país de Israel se guía por el sionismo.

La nación de Israel hoy en día es un estado, fundado en las definiciones políticas e ideológicas derivadas de su constitución por la ONU en 1948. Se debe recordar que Palestina era una zona bajo administración británica hasta la Segunda Guerra mundial y que la Resolución 181 de la ONU estableció la partición de Palestina en 1947 y al año siguiente Israel se declaró independiente.

El actual Estado de Israel es el único país del mundo de religión judía, y de ideología sionista. El sionismo es un pensamiento fundamentalista que fomenta el protagonismo de Israel en la historia, defiende los derechos y los intereses de su población. El sionismo afirma la superioridad de los israelitas y busca una posición privilegiada en términos económicos y raciales. Está constituido también por una multitud de organizaciones étnicas, doctrinarias y secretas que se organizan para el control político, financiero y social. Gran parte del poder económico de Wall Street en Nueva York está controlado por grupos de poder sionista. Éstos han invertido mucho dinero para su propaganda en sectores evangélicos norteamericanos lo que muchas veces deriva en nuestros países. El territorio del estado israelita actual es de más o menos 20mil klms2, la mitad de la Región del Bio Bio.

¿Qué dice la Biblia? Leamos Romanos especialmente en capítulos 9, 10 y 11. En 9:6-8 que dice: “no todos los que descienden de Israel son israelitas”; y Romanos 9:30-31 dice que Israel no alcanzó la salvación, pero los gentiles sí, porque creyeron. La Biblia afirma que el pueblo de Dios está constituido por los creyentes en Cristo Jesús, es decir su iglesia, ésta es el nuevo Israel, el pueblo de Dios. Israel abandonó a Dios porque no creyó en Cristo. Los evangélicos que afirman que Cristo solo murió por el resto del mundo, pero no por los judíos quienes ya son hijos de Dios están enseñando una herejía inaceptable para la doctrina cristiana. Los israelitas necesitan el Evangelio igual que cualquier otro ser humano.

El estado actual de Israel no ha aprendido la lección histórica, han sido oprimidos y oprimen; han sido torturados y torturan; han sido asesinados y asesinan; han sufrido genocidio y cometen genocidio; han sido despojados de su tierra, y despojan de sus tierras a los pueblos; han sufrido por las armas, y ellos negocian con ellas; han sufrido por la ausencia de paz, y ellos fomentan la guerra. Oremos por la salvación y la paz en Israel, que haya un giro completo de la política internacional y que no haya más muertos. Dios tenga misericordia del país de Israel.

Recomiendo la lectura de los trabajos del Dr. Juan Stam en: http://www.elblogdebernabe.com/2011/10/tiene-israel-un-derecho-divino-para-el.html


Pr. Josué Fonseca, Mdiv
Primera Iglesia Bautista de Concepción.

sábado, 16 de agosto de 2014

15° La Iglesia: edificio y templo de Dios


En la última entrada pudimos ver cómo en 1Cor.3, Pablo habla de la Iglesia como labranza y como obreros, pero también dice que somos un edificio. Los términos relacionados a la construcción son muy usados por Pablo, quien constantemente dice que hemos de edificarnos los unos a los otros y estar bien cimentados (1Cor.14:12,26; Col.1:23-24; 1Cor.8:1; Ef.3:17,4:16). Y es en este sentido que se presenta la imagen del edificio como crítica ante las divisiones dentro de la comunidad, especialmente al entender que el fundamento sobre el cuál está cimentada la Iglesia es solo uno: Jesucristo (1Cor.3:11; Ef.2:20-22; Sal.118:22; Mt.21:42-44; Mr.12:10; Lc.20:17-18; Hch.4:11; 1Pe.2:4; Rom.9:33; Is.8:14). Jesús de Nazareth no solo es aquella roca firme que nos da vida y seguridad (Ex.17:5-6; 1Cor.10:4; 2Sam.22:2; Is.17:10), sino que será causa de fracaso para aquellos que la ignoran. Como dice Cristo mismo al terminar el sermón del monte:
Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. (Mt.7:24-27; Lc.6.46-49)
Efectivamente es Cristo, su Palabra, su Espíritu, su Evangelio la base unificadora de la Iglesia, razón por la cual podemos decir que Simón es llamado Cefas o Pedro (piedra en arameo y griego respectivamente Mt 16:18; Juan 1:42). Simón Pedro confiesa que Jesús es el Cristo, el Salvador (Mt.16:13-20; Mr.8:27-30; Lc.9:18-21), y en la versión de Mateo se especifica que luego de esto Cristo le dice: "sobre esta roca edificaré mi Iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos..." (v.18-19). El Padre pone la Buena Nueva en el corazón y boca de Simón Pedro y así lo hace parte de su edificio, así como hace con cada uno de nosotros al confesar a Cristo, haciéndonos ciudadanos de su Reino y dándonos la llave de la salvación. Nótese que al decir "sobre esta roca edificaré la Iglesia", Cristo ha de ser referencia a sí mismo, como Hijo de Dios. Como dice Pedro:
Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Por lo cual también contiene la Escritura: 'He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en él, no será avergonzado'. Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, 'la piedra que los edificadores desecharon, ha venido a ser la cabeza del ángulo'; y: 'Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados'. Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia. (1Pe.2:4-10)

Pedro recoge muchos conceptos al rededor de la idea de la Iglesia como edificio, piedras vivas cimentadas en Cristo, la piedra fundamental. Por una parte habla de pueblo, linaje escogido y nación, similar a cómo se hace en Ef.2:11–22. No somos solo un edificio, sino que también somos una casa, una familia (1Tim.3:15; 2Tim.2:20; Heb.3:6) y un solo pueblo, una sola nación, parte de una misma ciudad celestial que se concreta en la vida comunitaria (Mt.5:14). En la estructura del edificio cimentado en Cristo, nadie es advenedizo, somo todos iguales y sin distinción somos llamados a ensamblar su templo en la tierra. ¡No somos solo edificio, sino que también somos su templo! Pedro lucha acá contra la religión judía del templo y los sacrificios, en que los sacerdotes hacían de intermediarios entre Dios y el resto. Como explica la carta a los hebreos, en Cristo es abolido el sacerdocio instaurado por Moisés, pues Cristo es el único intermediario entre Dios y nosotros, el único sumo sacerdote que realiza aquel sacrificio que nos santifica (Heb.3), y el sacrificio de nuestra parte es responder con el seguimiento, pero que en realidad no es sacrificio, sino que Gracia. Aquí se fundamenta la doctrina del sacerdocio universal de todos los creyentes. ¡Los cristianos somos un pueblo de sacerdotes, tenemos aquel real sacerdocio que es solo a través de Jesucristo, sin más intermediarios, y todos estamos llamados a proclamar esta gran virtud! Así pues, como templo y santuario vivientes de Dios, tenemos aún más certeza de que Él nos acompaña. Pues como templo, el Espíritu de Dios mora en nosotros (2Cor.6:16; Ef 2.21-22; 1Cor 3.16-17,6:19; Ap.21:3). El verdadero templo en el que habita Dios no son los edificios que construimos nosotros, sino que somos nosotros mismos como comunidad, nosotros mismos somos ese edificio, ese templo, ese santuario en el que habita El Señor.

En la siguiente entrada profundizaré en el concepto de la santidad, pero es importante entender que como santuario hemos sido purificados, así como Jesús purificó el templo de Jerusalén, echando a los que hacían de la religión un negocio, una estafa: "Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones. Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones" (Jn2:13-22; Mt.21:12-13; Mr.11:15-18; Lc.19:45-46; Is.56:7). Para ser fiel a aquella purificación es que Lutero protestó contra las prácticas y doctrinas de la iglesia romana medieval, cuando estafaban a los cristianos con las indulgencias, además de prohibir la Biblia, los himnos, las misas en lengua vernácula, etc., acorde a la idea de un Dios lejano que tiene a la jerarquía eclesial como intermediaria (ideas que al fin empiezan a cambiar en la iglesia romana con el Concilio Vaticano II).

Según Juan, ante tal arrebato de nuestro Cristo contra los cambistas del templo, le exigen una señal y Él responde: "Destruid este templo, y en tres días lo levantaré", agregándose luego: "Mas él hablaba del templo de su cuerpo" (Mt 26:61,27:40; Mr.14:58;15:59; Jn.2:19-21; Ap 21:22). Cristo es el templo, y con su resurrección y Espíritu levanta también a la Iglesia, que es su cuerpo, templo de Dios acá en la tierra, que también hace alusión a aquél templo en el que viviremos eternamente (2Cor.5:1-4). Se fortalece aún más la concepción de la comunidad de creyentes como un solo cuerpo con una sola cabeza, como un solo rebaño con un solo pastor, como ramas unidas a la única vid verdadera. La iglesia es un solo edificio con una sola piedra angular que es Cristo, pero también Cristo es el edificio mismo.

¡Oh, Señor! ¡Ayúdanos a ver que cada uno es una piedra viva de tu templo y debemos estar cimentados firmemente en el único fundamento, que es Cristo, tú Palabra! ¡Refrena la tentación de aquellos que quieren ponerse entremedio de ti y tu pueblo! ¡Como un solo edificio, crea la comunión y reconciliación entre todos aquellos que confiesan tu nombre! ¡Que tu Evangelio nos una más y más, dando señales de tu Reino y tu presencia en el mundo hoy! Amén.