viernes, 19 de septiembre de 2014

16° La Iglesia Santa: los santos


Antes que todo quiero aclarar que, al igual que el término "pecado", considero que la mayoría usa el término "santo" sin considerar su sentido bíblico. Cuando hablo de "los santos", de ninguna forma me refiero a lo que suele referirse la religiosidad católica... esto es personas que tuvieron un testimonio de vida destacado, a las cuales hemos de venerar o pedir intercesión. Esa es una idea que rechazo, fiel al legado evangélico-protestante, pues pone énfasis en la obra de los humanos en vez de poner énfasis en la obra de Dios. Los mismos apóstoles rechazaron algún tipo de veneración o adoración (Hch.10:25-26; 14:11-14), al igual que los ángeles (Ap.19:10; 22:9). Como ya he repetido varias veces: ¡solo hemos de postrarnos ante Dios! En realidad, el único verdaderamente santo es el Señor, y hemos de dirigirnos a Él por la intercesión que es a través de Jesucristo solamente. Claro que me parece provechoso recordar el testimonio de personas destacadas, pero eso es otra cosa.

Cuando hablo acá de "los santos", lo hago en el mismo sentido que Pablo en la mayoría de sus cartas. Es relevante recordar que el pueblo de Dios, al menos en la Biblia, nunca se denomina así mismo "cristiano". El referirse a la Iglesia como "los cristianos" es una cuestión posterior, y vemos en las epístolas que entre ellos se denominaban “los santos”. Pablo suele denominar "santos" a los creyentes en general en varios de sus saludos y despedidas (Ef.1:1; Fil 1:1,4:21-22; Col.1:2; 1Tes. 5:27; Heb.3.1,13:24) o en cualquiera de sus exhortaciones o referencias a los creyentes (1Cor.14:33,16:15; Ef.1:4,15,18,2:19,3:8,18,4:12,5:3,27,6:18; Col1:4,12,22,26,3:12; 1Tim.5:10; 1Tes.3:13; 2Tes.1:10; 1Cor.6:1-2; 1Cor.14:33; Rom.8:27,12:13,16:2,15,15:25,26,31; Heb 6:10). También lo hace Judas, hermano de Jacobo, (Jud.1:1-3), Lucas en Hechos 9:32 y el apocalipsis de Juan (Ap.5:8; 8:3,4;11:18;13:7,10). También se usan otras fórmulas similares, que dicen mucho del significado de este término, como el ser “llamados a ser santos”, “santificados”, “llamados para santificación”, etc. (Rom.1:7,6:19-22; 1Cor.1:2,6:11; 1Pe.1:2; 2Tes.2:13).

Pero, ¿qué significado se le da a este término? Literalmente quiere decir “apartado”, “dedicado a…”, “escogido para…”. En el Antiguo Testamento vemos cómo se le relaciona al cumplimiento de la ley y a la pureza, a dedicarse completamente a lo religioso absteniéndose de cosas consideradas impuras o mundanas. Diría que el mayor ejemplo de santidad en la ley de Moisés se ve en la dedicación de los nazareos (Núm.6:1-21; Jue.13:5-7) y en la religión del templo, en que dependiendo de la “santidad” de la persona a qué partes podía entrar, pudiendo solo el sumo sacerdote entrar al Lugar Santísimo separado por el velo (Heb.9:1-7). En Lv.16 se muestra el ritual que debía hacer el sacerdote para purificar o santificar el templo. Diría que ese sentido de "pureza graduada" es la que prepondera entre los católicos romanos y entre los evangélicos fundamentalistas, que con su obsesión por lo sexual se han alejado de lo bíblico y de los orígenes que tiene el Movimiento de Santidad en el metodismo de Wesley, enraizado en el pietismo de Spener difundido gracias a los Hermanos Moravos. Gloria sea a Dios por aquellas obras del Espíritu.

Como veíamos en la entrada anterior, el Nuevo Testamento da un nuevo sentido al concepto de templo y de sacerdocio, haciéndolo igual con la idea de la santidad. Profundizando en el concepto de la Iglesia como templo y santuario, hemos de decir que con la cruz de Cristo se ha roto el velo del templo (Mt.27:50-51; Mc.15:37-38; Lc.23:45-46), por lo que ya no hay ninguna distinción entre los hijos de Dios. En la Iglesia, el templo de Dios, ya no hay gente más cerca o más lejos de Él, siendo Cristo el único sumo sacerdote y todos hemos de relacionarnos directa y personalmente con Él. Así como no se puede dar medida a nuestro pecado ni estratificar a los pecadores, tampoco se ha de dar medida a nuestra santidad ni estratificar a los santos. Se ha de destacar que, en términos estrictos, solo Dios es santo (Ap.15:4, 4:8; Is.6:3) (Mc.10:18; Mt. 19:17; Lc.18:19), pero es por lo mismo que nosotros también hemos de ser santos y hemos de abandonar el pecado (Lv.19:2,21:8; 1Pe.1:13-23; Mt.5:48).

¿Cómo podemos hablar de nuestra santidad y de una Iglesia Santa, si en la 2° entrada se puso tanto énfasis en que todos somos y seguimos siendo pecadores y que la Iglesia es pecadora? De todas formas, aseverar que la Iglesia es pecadora y al mismo tiempo santa es contradictorio, pero sin lugar a dudas es un aspecto esencial de la fe cristiana, sabiendo que "lo insensato de Dios es más sabio que los hombres" (1Cor.1:18-25). El santuario de Dios no es tal por las piedras que lo componen ni por sus características, sino porque es morada del Altísimo, de su Espíritu Santo. No importa la fragilidad que tengamos como piedras de su templo, es su Espíritu el que sostiene el edificio. Las ramas no son santas por lo que son, sino porque están unidas a la raíz (Rom.11:16). Cristo es el que nos hace santos, al dejarnos ser parte de su santuario, al estar junto a Él en el Lugar Santísimo por la justicia que Él ha llevado a cabo en la cruz (Rom.3:21-26,10:3; Fil.3:9; 1Pe.2:24). He aquí que la denominación “santos” se refiere, en palabras de Bonhoeffer: “al acontecimiento único del bautismo y de la justificación [...] Los santos siguen siendo los pecadores justificados.”[1] Pedro también afirma que no por ser bautizados y salvos estamos libres de nuestra inmundicia (1Pe.3:21). El ser santos no viene de una gracia o pureza nuestra, sino del hecho de que es Cristo quien nos llama, quien nos ha escogido y nos dedica completamente a Él, a pesar de nuestro pecado. Esto no nos separa de lo “mundano”, pues como ya he mencionado en entradas anteriores, Cristo nos envía al mundo, dedicando todo lo que hacemos, en todas las esferas de nuestra vida, al servicio cristiano. Sea dónde estemos y qué hagamos, la fe nos tiene en su santuario y nos hace parte del cuerpo de Cristo en la tierra. He aquí es relevante afirmar que la Iglesia es tanto parte del mundo (pecadora) como revelación de Dios para el mundo (santa). Como decía Lutero: simul iustus et peccator (al mismo tiempo justos y pecadores).

Siendo que la justicia, la santidad, la salvación, la sanidad no vienen de nosotros, es que somos hechos completamente libres de ser santos por nuestra cuenta. Pero esta libertad no es otra cosa que la vida de santificación: vivir efectivamente conforme al Espíritu Santo. Que no sea solo Dios quien vea la santidad de Cristo en la Iglesia, sino que nos revistamos de Cristo (Rom.13:14, Ef.4:24) y vivamos de forma visible aquél gozo que nos ha regalado. Si Cristo ha dado su vida por nuestra liberación y santificación… ¿acaso no estamos pisoteando y despreciando su cruz cada vez que pecamos deliberadamente? ¡Andemos conforme al llamado que nos han hecho, correspondiendo a nuestro salvador! (Heb.10:29; Col.1:10; 1Tes.2:12; 4:3,7-8; Ef 4:1; Flp 1,27; 2Cor.7.1). La parábola del Buen Samaritano (Lc.10:25-37) nos da un buen indicio de qué significa para nuestro Maestro el ser santos y cumplir con su ley. El sacerdote y el levita no evaden al moribundo por ser malos o no, sino que la ley de Moisés prohibía el contacto con la sangre y con los muertos como cosas impuras… ¡especialmente a aquellos dedicados al templo! En el samaritano, aquel que ni merecía ser llamado judío ni prójimo, que se ensucia las manos movido por la misericordia y la compasión, Jesucristo pone nuestro ejemplo de santidad. La santidad no depende del cumplimiento de una moral, de una ley, de un código de ética, de la abstención de lo impuro…. Sino de aceptar nuestra incapacidad y acudir a Cristo, que nos lleva a una vida conforme al Espíritu Santo. Esta vida santa es lo que he tratado en toda esta serie de entradas. La santidad es aceptar el espacio que Cristo nos da en la comunión de los santos, ser su pueblo, ser su familia, ser sus discípulos, ser sus ministros, ser sus embajadores, ser trigo y viña que de fruto, ser obreros diligentes, ser su rebaño, ser edificio cimentado en su Palabra, ser cuerpo de Cristo acá en la tierra que se entrega por el otro… corresponder a nuestro bautismo y a todo lo que nos ha convertido. Qué bonito sería llamarnos nuevamente “santos” los unos a los otros, poniendo énfasis en la obra que Cristo ha hecho en nosotros y en nuestra vocación.

¡Oh, Señor! ¡Queremos dedicar nuestra vida a ti! ¡Apártanos de una vida sin sentido, de una vida que no te reconoce en el mundo, en el pobre, en el enfermo, en el preso! ¡Apártanos de una vida que no te reconozca como el único Señor de todo, tanto de lo religioso como de lo cívico! ¡Apártanos del orgullo de querer ser santos a solas, sin una comunidad visible de hermanos! ¡Fortalece la comunión que nos une los unos a los otros en torno a tu Palabra, sabiendo que así cultivamos el Santo Espíritu que nos has dado! Amén.




[1] El Seguimiento, ediciones sígueme, pag. 209, Dietrich Bonhoeffer

lunes, 1 de septiembre de 2014

Young Reformers Network Explores Cooperation With Taizé Community

Red de Jóvenes Reformadores busca cooperación con la Comunidad de Taizé

Comité Directivo de Jóvenes Reformadores en Taizé, junto al prior Alois. Foto: FLM/C. Kästner

Empoderación juvenil y reforma en curso

(Lutheran World Information LWI) - La Red Global de Jóvenes Reformadores de la Federación Luterana Mundial (FLM o LWF) está explorando caminos de cooperación con la comunidad ecuménica de Taizé. En una visita a Taizé, el grupo directivo de la Red de Jóvenes Reformadores invitó a los hermanos y voluntarios en Taizé a ser parte de de la Conferencia de Jóvenes Reformadores del 22 de agosto al 4 de septiembre de 2015 en Wittenberg, Alemania. La conferencia reunirá a delegados de la Red Jóvenes Reformadores de 144 iglesias miembro de la FLM.

Traer a la vida los dones de las iglesias

"Los hermanos y voluntarios de Taizé pueden otorgar una perspectiva ecuménica y espiritual a la conferencia" dijo la secretaria juvenil de la FLM, Caroline Richter, en una reunión con el hermano Alois Löser, el prior de la comunidad de Taizé.

"El 2017 [año en que se celebrarán los 500 años de reforma evangélica-protestante] no tiene que tratarse de encontrar nuestra identidad confesional en contra de la del otro“, dijo el hermano Alois. "Los muchos dones de nuestras iglesias solo pueden cobrar vida en los caminos ecuménicos. Ustedes, los jóvenes, pueden mostrárnoslo“.

"La conferencia en Wittenberg es una forma maravillosa para otorgarle una perspectiva internacional a la reforma" dice Julia Braband, de la iglesia evangélica en Alemania central, miembro del grupo directivo. "Taizé comparte nuestra visión de 'ecclesia semper reformanda', de una Iglesia en constante reforma".

La comunidad ecuménica de hermanos en Taizé, Francia, ha estado conduciendo encuentros juveniles desde 1970, invitando cada semana a miles de jóvenes cristianos de todo el mundo. Es especialmente conocido por su espiritualidad, que incluye tres oraciones diarias con cánticos en diversos idiomas. En 2015 se celebrará su 75° aniversario. El aniversario también conmemorará el 100° cumpleaños del hermano Roger Schütz, fundador de la comunidad de Taizé que fue asesinado en 2005.

¿De qué han sido liberados? - Discusiones ecuménicas.

Para estas celebraciones, la comunidad también ha invitado a jóvenes para discutir formas de comprometerse en el mundo, fundados en la fe. "Empezamos a explorar caminos de contribuir a esta celebración con testimonios de jóvenes de la FLM", dijo Richter. La mesa directiva de la juventud de la FLM, ha enviado ya un delegado joven para conducir un taller en los encuentros juveniles en Taizé, sobre justicia climática y la iniciativa #fastfortheclimate (ayuna por el clima).

En un taller, el grupo directivo presentó también la Red de Jóvenes Reformadores a los jóvenes que visitan Taizé. "Nuestro lema 'Liberados por el Amor de Dios' fue muy bien recibido", dijo la Rev. Monica Villareal, miembro del grupo directivo que representa a Norteamérica. "Provocó muchas discusiones acerca de la liberación en términos teológicos, y en la experiencia cotidiana".

La visita a Taizé fue parte de la reunión del grupo directivo de Jóvenes Reformadores en Ginebra del 19 al 26 de agosto 2014. En seminarios y reuniones, prepararon juntos las siguientes actividades, como la conferencia virtual del Día de la Reforma 2014 "Liberados por el Amor de Dios para Cambiar el Mundo", y la conferencia en Wittenberg de Jóvenes Reformadores en 2015.

Fuente: http://www.lutheranworld.org/news/young-reformers-network-explores-cooperation-taize-community