martes, 29 de septiembre de 2015

Un Lugar Llamado Gracia - Santiago Benavides

¡Estoy contento!

Por fin tengo acceso completo al último disco de uno de mis músicos favoritos: Santiago Benavides.

No puedo más que compartirlo y recomendárselo. Aquí va:

domingo, 27 de septiembre de 2015

La ortodoxia muerta

Sabrán que me preocupa y me dedico en gran medida la reconciliación y unidad de la Iglesia: todos los que confiesan a Jesucristo como Señor y Maestro, conforme a la Biblia, independiente de nuestras diferencias y tradiciones.

Insisto en que uno de los mayores obstáculos para la reconciliación es el crecimiento que ha tenido el énfasis en la ortodoxia. Es una palabra conocida que hace referencia a la sana doctrina o doctrina correcta (del latín orthodoxĭa, y éste del griego ὀρθόδοξια, de las raíces ὀρθός -orthós, "correcto", "recto"- y δόξα -dóxa, "opinión", "creencia", "dogma", "doctrina"-), pero me refiero principalmente a la corriente surgida dentro del cristianismo protestante en el siglo XVII. Un enfoque que también ha resurgido de forma exacerbada con el fundamentalismo del siglo XX y XXI. (Para entender mejor, recomiendo leer la siguiente nota de Juan Stam: ubicación histórica de la teología evangélica)

Es vital leer la Biblia y comprender correctamente su enseñanza. En ese sentido es necesario que nos mantengamos dentro de una ortodoxia, dentro de la enseñanza bíblica, y parte importante del ministerio de la Iglesia es enseñar y mantener correctamente esa enseñanza (Ti.1:9, 2:1; 1Tim.1:3,10, 4:3; Ef.4:14; Ap. 2:14). El problema del enfoque ortodoxo es que suele entender la fe como el aferrarse ciegamente a un sistema de creencia y dogmas. Para un ortodoxo, ser maduro en la fe suele significar comprender cuestiones teológicamente complejas (muchas de las cuales son realmente especulaciones y no son explícitas en la Biblia). Entienden la lucha del cristiano como la defensa de la verdad bíblica y la condenación de todos los que no se aferran a la "sana doctrina" tal como ellos la entienden. La unidad de la Iglesia solo pueden verla basada en un sistema teológico y dogmático común.

Todo esto suele ir de la mano con una forma lógica/absolutista te entender la verdad y la revelación, acompañada generalmente de una forma literalista de leer la Biblia. Al respecto, recomiendo leer el capítulo 2 (a partir de la pag.12) del siguiente documento: Bautizados vivimos.

Mi llamado es a amarnos y reconciliarnos a pesar de las diferencias. La Biblia nos llama a estar unidos en la diversidad y lo presenta como parte esencial de nuestra misión y de la vida. Espero que al compartir con el otro no veamos una doctrina correcta o incorrecta, sino que a Cristo mismo.

Como dice constantemente el evangelio según Juan, especialmente dentro de su último gran sermón (Jn.13-17), la Verdad no es una doctrina. La Verdad es la misma persona de Cristo. Como he dicho antes, la fe cristiana no se basa en una moral, ni en ideas, sino que en la persona de Cristo, la cual se encarna constantemente en nuestro prójimo. Efectivamente, es apegarnos a la Verdad la única forma en que podemos estar unidos. O sea, unidos a Cristo es que estamos unidos. La fe no es una creencia, sino que confianza y comunión con Cristo. Los que están en comunión con Cristo son una sola gran comunidad, que ha de luchar unida por la misión evangélica de seguir a Cristo, sirviendo al necesitado y proclamando a nuestro Señor y Maestro.

Si una ortodoxia nos lleva a poner murallas en vez de llevarnos a derribarlas... es una ortodoxia muerta.

domingo, 20 de septiembre de 2015

Sumisión y Alegría

Este último año y tanto he podido profundizar mucho en mi fe, enfatizando mucho en el concepto de comunión, de entrega y discipulado. He profundizado en la espiritualidad del silencio y la sumisión ante Dios. He insistido en el cristocentrismo y en la gracia de Dios, criticando constantemente al moralismo. Muchas veces, los que enfatizan en el discipulado, enfatizan más la ética de Jesús que la comunión misma con Jesús, cayendo muchas veces en el moralismo.

Sin embargo, también yo empecé a caer en una especie de moralismo contra mí mismo. Estaba cayendo en la frustración de no estar correspondiendo realmente a las expectativas de Dios. Tratando de vivir un discipulado que valora la prueba y la negación del propio ego, estaba empezando a volverme en un amargado.

Sabía que Dios me ama tal como soy y que ante todo me ayudaba a seguir adelante, pero ya no lo estaba viviendo, y más por una cosa anímica y tal vez hasta hormonal que por una cuestión de convicciones.

 ¿Qué me estaba pasando? Cuando me di cuenta de esta gran contradicción, leí el Sermón del Monte y obtuve varias respuestas. Algunas ya las conocía y me fueron refrescadas, pero lo que más me ayudó fue notar que ante la debilidad humana Dios nos regala la alegría. Es la alegría la que nos ayuda a no solo saber que Dios nos ama por pura gracia, sino que a sentirlo y a amarnos nosotros a nosotros mismos por pura gracia.

La alegría siempre me había caracterizado, y tal vez por eso no era consciente de cuán importante es. Así mismo, me han faltado los espacios cotidianos para compartir alegría, como es el cantar alabanzas en la mesa (más que una petición en silencio), y otros espacios de camaradería fraterna en Cristo.

Un gran aprendizaje: Mientras más enfatizamos en el silencio, en la sumisión y en la entrega, cuanto más debemos enfatizar en la alegría y el gozo cotidiano de las cosas sencillas. Van de la mano y una no puede ir sin la otra. No se puede hacer nada por nadie si no se hace con un corazón feliz y es el corazón feliz en la gracia de Cristo el que nos da fuerza para seguir sus pasos. Es la alegría la que nos permite salir del ego y fijar nuestros ojos en Jesús, y es el ego el que nos lleva al amargante moralismo.

Ante todo, gracia en Cristo Jesús, gracia encarnada en la sencillez y alegría.

Gracias, oh Señor, por el sencillo y poderoso don de la alegría.

Evangélicos perseguidos en Donetsk, Ucrania

En marzo había compartido una noticia de VICE news sobre las comunidades evangélicas en Ucrania que deben congregarse en la clandestinidad. Ahora comparto una noticia de Protestante Digital al respecto.

Separatistas pro-rusos persiguen a evangélicos en Ucrania, al parecer es principalmente por considerarlos potenciales agentes de USA.      
Los cristianos protestantes son perseguidos en Donetsk (Ucrania) por los separatistas pro-rusos que controlan la zona: "Sólo apoyamos la Iglesia Ortodoxa, Uds. no deben estar aquí".
FUENTES Agencias Protestante Digital, Notimex BERLÍN 16 DE SEPTIEMBRE DE 2015 20:00 h
iglesia ortodoxa, Ucrania Donetsk
                                    Pájaros sobre una iglesia ortodoxa en Donetsk / Reuters, Vasily Fedosenko