martes, 18 de abril de 2017

Reflexiones cortas: la sorpresa de la salvación

La certeza de la salvación defendida por Lutero y Calvino, confiados en las promesas salvíficas por la sola gracia y la sola fe, fácilmente pueden desvirtuar estas promesas y terminar convirtiendo la salvación inmerecida en un derecho.
Por una parte, el que se aferra a la letra de la Ley y a cumplirla con sus propias fuerzas, busca dominarla para negociar con Dios y exigirle su bendición, o bien para desligarse de Él y bastarse con la auto-justificación y juzgar a otros. Por otra parte, el que se aferra a la salvación por sola gracia y sola fe, confiado en que la salvación no se pierde y sin sentirse sujeto a la Ley ni al juicio de Dios, utiliza las promesas para dominar a Dios, exigirle su bendición y simplemente sentirse seguro en sí mismo y por encima de otros
La fe no es una cuestión binaria, blanco o negro, que se tenga o no se tenga. Uno puede tener más o menos fe, y es subjetivo hasta qué punto se puede decir que tenemos o no tenemos fe. La fe no es aferrarse lógicamente a una sistema de creencias ni a alguna autoridad u organización religiosa, sino que la fe es confianza y entrega plena a la persona misma de Dios. Mientras más fe tengo, se me hace más evidente que me falta fe. Al ver que mis acciones no se rigen por el designio de Dios y su amor, se evidencia mi falta de fe, por lo que efectivamente temo al juicio de Dios y no puedo más que rogar que me aumente la fe, pudiendo sentir consuelo al evidenciar que nos responde y nos ama por pura gracia.
Al final, la única certeza es que el juicio de Dios nos pillará por sorpresa y que los primeros serán los postreros. La salvación que podemos gozar hoy es la de tener un corazón alegre y agradecido por recibir su Palabra y seguirla, y poder gozar de sus dones inmerecidos, muchos de los cuales da sin condición tanto a buenos como a malos, tanto a salvos como a perdidos.

No hay comentarios: