martes, 18 de abril de 2017

Reflexiones cortas: Fanatismo

De veras que soy todo un fanático y un radical. Lo digo con sinceridad y sin arrepentimiento... y ojalá fuera más fanático y radical de lo que he sido hasta el día de hoy.
En verdad creo que la única vida plena y abundante es aquella que se entrega por completo a aquello (o aquél) que lo apasiona y es motivo de su adoración. Aquello por lo cual estamos dispuestos a desechar toda racionalidad y ética, e incluso desecharnos a nosotros mismos. Esa pasión que hace perdernos en aquella única causa que da sentido a nuestra vida entera, la justifica y puede justificar cualquier medio.
¿Es eso malo? ¿Es malo entregarse a tal pasión que justifique cualquier medio? ¿No es más cuerdo decir que el fin no justifica los medios?
Si fuera malo, la vida no tendría sentido. La pregunta correcta es la siguiente: ¿De qué (o quién) somos fanáticos?
Aquél que sigue al Señor, y busca con su vida amar como Él ama... ha de ser lo más radical posible y es libre de toda razón y de toda moral. No se esfuerza en justificarse ni en juzgar, pues sabe que es Él el único que justifica y juzga. No ve la necesidad de defenderle, pues sabe que es Él quien ha de defendernos. No busca dominar, pues sabe que es Él la única autoridad. No se cierra, sino que se abre, ama y entrega sin límites, sintiendo así comunión con quien nos amó y dio su vida radicalmente por nosotros.
¡No hay límites para Tu amor y nadie puede tomar Tú lugar! ¡Nunca me cansaré de adorarte, servirte y proclamarte, oh Señor Jesús, cada segundo de mi vida! Guíanos y sálvanos, Dios mío, de querer tomar tu lugar, de seguir a falsos dioses y, especialmente, de usar tu nombre en vano. Amén.

No hay comentarios: