Se trata de una contextualización de la famosa frase de Lutero, cuando se defendía ante la dieta de Worms que le pedía retractarse de sus escritos y someterse a la "autoridad divina" de la jerarquía romana, amenazado de muerte. En la Edad Media, se trata de una frase celébre en la que se afirma el Renacimiento y la libertad de conciencia, pero como decía, aquí está actualizada al mal de la Iglesia actual en que Pedro, Juan y Diego dicen hablar con autoridad divina, imponiendo su "verdad":
A menos que no esté convencido mediante el testimonio de las Escrituras o por razones evidentes - ya que no confío en Apóstoles, Profetas-Pseudoapologetas-Escatológicos-Judaizantes, ni en sus revelaciones, debido a que ellos han errado continuamente y se han contradicho - me mantengo firme en las Escrituras a las que adoptado como mi guía. Mi conciencia es prisionera de la Palabra de Dios, y no puedo ni quiero revocar nada reconociendo que no es seguro o correcto actuar contra la conciencia. Que Dios me ayude.
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