La sociedad occidental en la que vivimos aún no supera las
ideas de superioridad del hombre sobre la mujer. Es penoso evidenciar en lo
económico, como los sueldos de personas que realizan el mismo trabajo varía
tanto sólo por haber nacido con genitales diferentes. No podemos dejar de
mencionar el aspecto social en cuanto a: tratos, miradas, insinuaciones, y una
larga lista de cosas que día a día padecen las mujeres porque los del sexo
opuesto, no saben dominar su salvaje masculinidad. Este fenómeno
discriminatorio, es también parte de nuestras congregaciones y, en definitiva,
de la vida de nuestros hermanos y hermanas. Es que el machismo está arraigado
en nuestra cultura y eso no lo podemos negar.
Provengo de un trasfondo bautista. Hace aproximadamente un
año, en medio de una búsqueda por mi identidad denominacional, me di cuenta que
en el 2010 la Unión de Iglesias Bautistas de Chile (Ubach) había aprobado la
ordenación pastoral de mujeres. Cuando leí eso se
me produjeron sensaciones extrañas a la mente, fue casi a la par del momento en que me enteré que los bautistas chilenos habían firmado un documento en apoyo al gobierno militar en 1974, considerándolo como parte de la voluntad de Dios para nuestro pueblo. En fin. Pensaba en el sustento bíblico
que había para hacer tal afirmación (que las mujeres pudieran pastorear) y en mi interior retumbaba 1° Corintios
14:34-35. Sin mucha instrucción teológica (en ese tiempo era muy bueno para
leer la Biblia, sin importarme no comprender varias cosas), pero con un fuerte
sentido común en cuanto a la igualdad en los géneros, decidí aceptar aquella
medida y apoyarla. Sin duda, ese no es el único pasaje que puede atentar contra
la dignidad de la mujer si es mal interpretado; existen otros más que pudieran
usarse (y se han usado), pero dada la extensión de esta publicación, me
limitaré a considerar sólo este texto. Así, desde aquel momento hasta ahora, después
de haberme cambiado de carrera (de ingeniería a sociología) y compatibilizar
mis estudios universitarios con estudios teológicos, me atrevo a esbozar con la
ayuda de algunos eruditos, una explicación sobre dicho pasaje.
El texto aludido expresa:
Guarden las mujeres silencio en la iglesia, pues no les está
permitido hablar. Que estén sumisas, como lo establece la ley. Si quieren saber algo, que se lo pregunten en
casa a sus esposos; porque no está bien visto que una mujer hable en la
iglesia.
1 Corintios 14:34-35 Nueva
Versión Internacional (NVI)
Algunos autores piadosos señalan que lo que Pablo escribe,
lo hace en conciencia a lo que ocurría en esa realidad cultural específica. Y
es que, según ellos, las mujeres estaban en desventaja en cuanto a instrucción
con el varón. Por tanto, el apóstol busca igualar los niveles de
conocimiento en un lugar privado y personalizado (Bortolini, 2007). Así mismo, la carta declara:
En cambio, toda mujer que ora o profetiza con la cabeza
descubierta deshonra al que es su cabeza; es como si estuviera rasurada. Si la mujer no se cubre la cabeza, que se
corte también el cabello; pero, si es vergonzoso para la mujer tener el pelo
corto o la cabeza rasurada, que se la cubra.
1 Corintios 11:5-6 Nueva
Versión Internacional (NVI)
Es decir, entrega instrucciones para que la mujer profetice,
ejerza su don o carisma en público, en la congregación. La sugerencia
puede parecernos escandalosa, no obstante, el propósito es diferenciar a las
mujeres cristianas de las paganas para protegerlas de potenciales ataques. Nos preguntamos
entonces ¿Qué quiso decir Pablo? Parece que el Apóstol se marea en su
explicación rabínica en aquellos pasajes que preceden o suceden a la última
cita. Por otro lado, si interpretamos que la mujer sólo por ser mujer no puede
hablar en la congregación, estaríamos contradiciendo una afirmación previa de
Pablo en Gálatas, donde afirma la igualdad entre todas las personas:
Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni
mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús.
Gálatas 3:28 Nueva
Versión Internacional (NVI)
Otros más drásticos acuden a la denominada crítica textual.
Bajo la cual sostienen que el pasaje de 1° Corintios es una nota al margen que
con el tiempo se fue incorporando al texto de Pablo (Hanks, 2012). Esta
práctica explicativa era común en los manuscritos y muchos eruditos en el área sostienen como válida esta hipótesis. El autor, mantiene esta última
postura. Sin embargo, lo que basta rescatar es que sea cual sea el motivo por
el cual ese pasaje y otros más están ahí, responden una realidad cultural
específica. Así hoy no exigiríamos a las mujeres usar velos y cubrir sus
cabezas para entrar a nuestras iglesias o predicar; por decirlo menos, nos parecería ridículo.
En conclusión, Pablo es machista, misógino y opresor si lo
leemos con nuestros lentes (prejuicios) y nada más. Me refiero a que no
acudimos a la ayuda de herramientas bíblico-teológicas que se intentaron
exponer en éste artículo y además no identificamos aquellas ideas preconcebidas
que tenemos de sobre Pablo o de la Biblia en general. Es comprensible que quizá
a veces no tengamos todos los medios para acceder a ciertas herramientas, pero
si estás leyendo esto es porque tienes algún aparato digital que te permite hacerlo
y conexión a internet, esas dos cosas son suficientes para navegar por la web y
descubrir un sinfín de materiales disponibles. Por cierto, hay que tener
cuidado con la calidad (veracidad) de lo que leemos, pero también en las redes sociales hay
grupos y foros que permiten orientar nuestras búsquedas. Finalmente, en
nuestras congregaciones también están nuestros pastores, diáconos o hermanos que
pueden ayudarnos a conocer ciertos asuntos de la escritura.
No entendemos que el evangelio de Jesús y la verdad que Dios (Yavé)
transmite a los israelitas es un mensaje LIBERADOR en el más amplio sentido de
la palabra. !Vaya que nos cuesta, justamente, por nuestros prejuicios religiosos!. Por eso, en esta ocasión quiero desafiar a los lectores a no hacer una lectura ingenua y
literalista de la Biblia. Les animo a reflexionarla con mayor profundidad, altura de
miras y a buscar más allá de lo que nos señala la letra de la
traducción que decidimos ocupar.
Referencias:
Bartolini, J. (2007). Introducción a san Pablo y sus cartas.
Bogotá, Colombia: San Pablo.
Hanks, T. (2012). El Evangelio Subversivo. Bogotá: Colombia:
Clie.
3 comentarios:
Buen comentario, pero la observación referente al apoyo al gobierno militar es sesgada, ya que fueron solo un par de personas bautistas que firmaron, pero tambien hubieron bautistas que firmaron una carta de cristianos en contra de la dictadura, es mas, se conocen hermanos bautistas que integraron la Vicaria de la solidaridad.
Gracias por el aporte. Tengo claro que fue una desición arbitraria y sin la consulta a todos los Bautistas chilenos. Yo hice mención de aquello para reflejar mi asombro ante el descubrimiento de tales hechos. Además, Justo Anderson en su Historia de los Bautistas, relata que habían posiciones divididas al interior de la iglesia y que muchos fueron detenidos desaparecidos.
Quedamos igual, en una justificación para Pablo. No entiendo entonces, si Jesús vino a dignificar, por qué Pablo, siendo menos que el Hijo de Dios, la degrada?
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