viernes, 25 de marzo de 2016

Francisco Javier Gil: “Yo llegué al ranking por una razón evangélica”.


El director de la Cátedra UNESCO-USACH de Inclusión en la Educación Superior nos recibió para conversar sobre las implicancias políticas de su fe cristiana, el fondo que da sentido a su trabajo.

Las oficinas del Programa de Acceso Inclusivo, Equidad y Permanencia (PAIEP) de la Universidad de Santiago están llenas de tutores reforzando materias para los estudiantes de todas las carreras de la universidad. PAIEP no solo presta apoyo académico a través de las tutorías, sino también realiza talleres de técnicas de estudio, vocacionales y psicoeducativos, entre otros servicios gratuitos a los estudiantes.

Encontramos a Francisco Javier Gil en un rincón del segundo piso de las oficinas de PAIEP, en un pequeño escritorio repleto de documentos. Nos pide un segundo, nos ofrece disculpas por no tener una oficina propia donde atendernos, saluda a medio mundo, nos regala un calendario PAIEP 2016, nos ofrece un café. Habla pausado y con voz baja, no como imaginábamos al director de la Cátedra UNESCO-USACH de Inclusión en la Educación Superior, Doctor en Química de la Universidad Complutense de Madrid, ex rector de la Universidad Católica Silva Henríquez e investigador responsable de más de 10 proyectos FONDECYT desde 1984 a la fecha.

En los últimos años, Francisco Javier Gil ha sido entrevistado en diversos medios debido a su hijo insigne, el controversial “ranking de notas”. El objeto de esta entrevista, sin embargo, no es ése. “Les agradezco esta conversa, porque me están preguntando cosas que normalmente nadie me pregunta y que yo creo son necesarias”, nos dice.

Francisco Javier Gil Llambias es diácono permanente de la Iglesia Católica. Una pequeña cruz brilla en su camisa. Pero, nos advierte,
“tengo que hacer un preámbulo. Yo tuve la responsabilidad de presidir la Comisión de Reconciliación de la Universidad de Santiago de Chile. Esta Comisión, cuando terminó la dictadura, investigó todo el atropello a los derechos humanos que sucedieron acá en la universidad. Ahí hubo un quiebre muy fuerte en mi vida porque es tremendo. Yo no tenía respuestas para decirle a los papás de los detenidos desaparecidos. En ese proceso entonces fui encontrándome con Dios porque en el fondo yo tenía que entregarles paz, consuelo, pero de adónde me alimentaba para entregarles eso”.
Sus primeras aproximaciones con la fe cristiana, para brindar algún consuelo a los familiares de las víctimas de los detenidos desaparecidos, le fueron insuficientes.
“Yo soy un intelectual, soy un químico, necesitaba estudiar más, ilustrarme más”, afirma. Sin embargo, no fueron solo motivaciones intelectuales las que le estimularon a comprometerse de manera más institucional con la fe católica. El ministerio de diácono permanente de la Iglesia Católica, restaurado gracias al Concilio Vaticano II, fue asumido: “por conveniencia también, lo digo fríamente. Me convenía en un país como Chile donde el poder está en manos de católicos que no hacen nada, o muy poquito, para que este país funcione mejor. Entonces yo les puedo encarar en un lenguaje católico. Mucha gente que tiene mucho poder económico es católica. Cristo no nació de Plaza Italia para arriba, nació entre medio del pueblo, nació desde la sencillez, del sentir del pueblo, no estaba entre los círculos de poder y por eso lo mataron también. Para ellos es desagradable que sea un diácono el que les diga eso y a mí me gusta ser desagradable cuando una persona está equivocada”.
Una pasión es una pasión. Esto es ineludible. Francisco Javier Gil nos arrastra, suavemente, hacia su pasión: la inclusión, la equidad, el ranking de notas. Nos deslizamos, pues, sin perder el horizonte:
“Yo llegué a meterme en el mundo del ranking y todo esto por una razón evangélica. El tema del ranking viene por esto: nadie le puede quitar la vida a nadie, pero cuál es la diferencia entre quitarle la vida a alguien y quitarle su proyecto de vida a alguien, cortarle las alas y que la pobreza no permita que se puede desarrollar como persona, en plenitud. El ser humano es un potencial de muchas cosas. Podríamos usar la parábola de los talentos: los talentos Dios los distribuyó por igual entre ricos y pobres, todas las etnias y todas las culturas. Acá en la universidad yo no digo Dios, pero en mi fuero interno es Dios quien los regala”. Insiste y dispara: “cuando un niño y un joven no puede desarrollar sus talentos porque la estructura social es muy injusta, todos tenemos responsabilidad. Y cuando fuiste rector de la Católica, más responsabilidad y cuando fuiste presidente de la República, más responsabilidad. O cuando yo que soy un investigador universitario que no tengo nada que perder y si no grito y pataleo me van a pedir cuenta, me dirán: tenías todo para patalear y gritar y no hiciste nada mientras los cabros estaban golpeando las puertas de la Universidad y no los dejaban entrar”.
“Hoy día salió una carta en contra mía en El Mercurio”, nos dice, tranquilo. A pesar de la suavidad de su tono, Francisco Javier Gil logra transmitir el sentido de urgencia de su misión. Es su fe en una convicción fundamental (“todos los talentos están democráticamente distribuidos en toda la población, entre ricos y pobres, en todas las etnias y en todas las culturas”) la que le permite encarar la aguda oposición a sus ideas. Esta urgencia fue evidente cuando, al volver a las oficinas de PAIEP, tres o cuatro personas se le acercaron rápidamente para saludarle, hacerle preguntas o informarle de logros obtenidos por los diferentes equipos de PAIEP. Escucha atento, responde con calma, sonríe.

martes, 22 de marzo de 2016

La cruz y resurrección de Cristo como centro de la identidad evangélica luterana


El principal símbolo visual en casi cada centro luterano de culto es la cruz, aquel cruel instrumento de tortura y muerte que se reservaba en el imperio romano para los esclavos rebeldes, los criminales violentos y los subversivos políticos.

Este símbolo es de central importancia porque nosotros confesamos que: ‘Es aquí en la cruz donde Dios nos encuentra’.

Aquí Dios se hace presente


  • oculto en la debilidad,
  • vulnerable,
  • sufriente,
  • abandonado,
  • muriendo.
En el abismo de la desesperanza en la oscuridad más profunda, Dios viene. En la realidad penosa de nuestra mortalidad, de nuestra soledad última, de nuestra debilidad Dios nos encuentra. Al contemplar la cruz todos nuestros intentos humanos de hallarlo son inútiles, nada más que ilusiones. No podemos encontrar a Dios…
  • ni por medio de comprobar su existencia mediante las maravillas de la naturaleza, ni por el poder de la lógica,
  • ni por validar su presencia por medio de bendiciones visibles,
  • ni por tener una prescrita experiencia religiosa,
  • ni por ganar el amor divino por nuestras buenas obras,
  • ni por construir gloriosas instituciones religiosas,
  • ni por alcanzar un alto nivel de moralidad personal,
  • ni por salvarnos a nosotros mismos a través de una elevada posición social, riquezas, conocimiento, consumismo, uso de drogas, pensamiento positivo, correctísimas doctrinas religiosas, grupos de auto-ayuda, comidas saludables ni rutinas de ejercicios físicos.
Nosotros no hallamos a Dios. Es Dios quien nos halla a nosotros en medio de nuestra oscuridad, nuestra pena, nuestro vacío, nuestra soledad, nuestra debilidad.
Pero así como Cristo venció a la muerte y resucitó, sabemos que nosotros tampoco quedaremos en nuestra oscuridad.
Jesucristo resucitó y nos dio su Espíritu Santo para que gocemos de su don y para que le proclamemos en el mundo como una comunidad viva, dispuesta a servir hasta la muerte, como Él mismo lo hizo. Con su cruz y resurrección Dios nos ha hecho libres para amar en comunidad.
Tenemos que celebrar. Todo es de Dios. Todo es un regalo, una dádiva. ¡Todo! Hasta el fin de la historia, cuando Cristo vuelva a destruir todo poder maligno del tiempo presente, y dará comienzo a la nueva era del Shalom, de justicia y paz.
Nosotros anhelamos ese día. Estamos esperando que llegue ese día. Rogamos que llegue ese día, clamando: “¡Ven, Señor Jesús”. Mientras confiadamente lo esperamos seguimos el camino de la cruz. Y mientras seguimos, nos reímos, cantamos, celebramos, bailamos, damos gracias, y gozosamente confesamos que:
Todos somos mendigos. Esta es la verdad

Aleluya. Aleluya. Aleluya. 




Extraído de "BAUTIZADOS VIVIMOS. El luteranismo como un modo de vida" de Daniel Erlander.

domingo, 20 de marzo de 2016

El aborto desde una perspectiva evangélica luterana

La aprobación del proyecto de ley de despenalización del aborto en 3 causales, por parte de la cámara de diputados en Chile, ha tenido gran reacción en la sociedad. Es una discusión que lleva años, con gran oposición de parte de casi la totalidad de las iglesias cristianas.

Primero, recordar que la voz cristiana ante las cuestiones políticas y morales difícilmente es unánime. En la Iglesia Católica Romana hay un magisterio que presenta la voz oficial de los católicos (sea o no la opinión de los fieles católicos), pero en el mundo evangélico-protestante no existe tal magisterio ni representatividad, a pesar de que algunos tengan la incoherente pretensión de hablar oficialmente por los evangélicos. Al respecto, recomiendo leer este otro artículo: ¿A quién representa Javier Soto? ¿Qué es ser evangélico?

Segundo, reconocer que las iglesias luteranas suelen ofrecer posturas cristianas alternativas a la mayoría de las iglesias, especialmente en torno a la moral sexual y familiar (matrimonio, diversidad sexual, divorcio, aborto, etc.), lo que suele complicar nuestras relaciones inter-denominacionales y ecuménicas. Sin embargo, insisto que la unidad de la Iglesia no puede ir en desmedro de nuestra exhortación. La unidad no se basa en las propuestas morales ni en las ideas, sino que en la persona de Jesucristo, en quien ya somos uno y quien nos envía al mundo a trabajar juntos en su misión integral. He ahí que nuestra unidad, a pesar de las divergencias, es señal para el mundo de la poderosa obra de Dios a través del Espíritu Santo.

Cabe destacar que cuando me refiero a "la Iglesia", me refiero generalmente a la comunión de todos los cristianos, independiente de su denominación.

Volviendo al tema específico del aborto, invito a leer el siguiente documento (del cual, lamentablemente, nunca salió la última versión) preparado por la pastora luterana Ute Seibert: Consideraciones teológicas sobre al aborto; así como la carta que nos hiciera llegar la conferencia pastoral conjunta de la Iglesia Evangélica Luterana en Chile (IELCH) y la Iglesia Luterana en Chile (ILCH): Con fuerte voz clamo al Señor.

Destaco, sobre todo, que el luteranismo no se ha detenido tanto en discutir sobre la perspectiva legal y filosófica de la cuestión, sino que se ha preocupado principalmente de que los pastores asuman un postura [válgase la redundancia] pastoral. Una postura de acompañamiento a las personas que se ven enfrentadas al aborto, considerando el contexto real en que se desenvuelven. Esto me representa completamente.

En un sentido pastoral, hemos de reconocer (nos guste o no) que la decisión de abortar (o no abortar), será siempre de la madre y que hemos de respetarlas. No podemos imponernos. Por otra parte, estamos llamados siempre a luchar por la vida y en la Biblia tenemos hermosos pasajes (Jer.1:5, Is.49:1,5, Sal.139:13,15,16) en que se destaca cómo Dios nos tiene presente aún antes de nacer. Aunque el tema del inicio de la vida desde el vientre materno no es –al menos en primer lugar- el interés de estos pasajes. En este sentido no es posible centrar el mensaje del texto como haciendo referencia a la discusión sobre el inicio de la vida humana. Lo que se muestra es que el amor de Dios abarca a todos los seres vivientes, incluyendo aquellos y aquellas que están en proceso de formarse en personas.

Mas allá del contenido de los documentos compartidos, y sin profundizar mucho en aspectos teológicos ni bioéticos, me quiero referir a la situación en Chile, la cual me desconcierta por completo. Me referiré a dos aspectos, expresando mi opinión personal:
  • La propuesta protestante de un Estado Laico, enfocada siempre en promover la igualdad y la libertad de consciencia, de culto y de expresión, muy contraria a la propuesta de un Estado Religioso y a la de un Estado Laicista.
  • La solución al problema real en que la Iglesia debería trabajar, coherente a la misión integral que Dios le ha dejado.

La propuesta protestante de un Estado Laico.

Sabemos que la república chilena que conocemos hoy proviene de la colonia española, en que la iglesia católica colonial dominaba todos los aspectos de la vida. Entonces, desde el inicio de la colonia (1598) hasta la separación legal de Iglesia y Estado (Constitución de 1925) Chile fue una nación católica. Chile fue un Estado Religioso que prohibía toda expresión o práctica que no estuviera sujeta a la moral o autoridad eclesial católica, y luego la permitiría solo en privado, sin derecho a expresarse públicamente ni a aceptar a nuevos adherentes entre los chilenos. Menos mal que desde 1925 ya no es así, y en ello destaco principalmente el trabajo de los presbiterianos, como bien lo expresa el pastor Juan Wehrli en los siguientes videos:
Sin embargo, la educación en torno a los derechos de libertad de culto y expresión ha sido casi nula, y culturalmente seguimos arrastrando la sombra de la era colonial. El ideal católico sigue siendo el de una sociedad católica, el de mantener vivo el concepto de "cristiandad", en que la autoridad civil trabaja dentro a la moral expresada por el magisterio romano. El Estado se ha separado de la iglesia romana, pero como diría el Arzobispo Errázuriz: “la iglesia [católica romana] nunca abandonará el Estado”. Tengo esperanzas de que se equivoque.

Contradictoriamente, la "teología del dominio" promovida por iglesias evangélicas estadounidenses es similar a la católica-romana y ha tenido gran influencia en los evangélicos chilenos, promoviendo la idea de que el cristiano está llamado a "ser cabeza y no cola", a gobernar e imponer su moral y orden en este mundo, cosa que considero completamente anti-bíblica (Mt.20:20-28; Mr.10:35-45; Jn.18:36; Mt.22:21; Mr.12:17; Lc.20:25).

Por otro lado está el movimiento laicista anti-religoso, cuyos adherentes suelen ignorar que la separación de Iglesia y Estado se debe justamente a la fuerte convicción religiosa de los evangélicos-protestantes, que llegaron a Chile gracias a la independencia nacional. Al igual que un Estado Religioso, un Estado Laicista no admite expresiones disidentes a la ideología oficial del Estado. El laicismo busca limitar la religión y la espiritualidad a los ámbitos privados y no acepta que los cristianos argumentemos cuestiones morales o políticas a partir de nuestra fe, ni tener establecimientos confesionales de educación o de salud.

Ese enfoque laicista es realmente preocupante y está alineado a la creciente persecución e intolerancia que sufrimos los creyentes en el mundo, especialmente los cristianos. Al respecto, propongo leer el siguiente informe "Estado y Persecusión Religiosa" del movimiento Lausana, así como la Consulta sobre Discriminación, Persecución y Martirio del Foro Cristiano Mundial, además de seguir constantemente las noticias de medios cristianos [1].

Ante todo esto, hay que repasar las motivaciones iniciales de la formación de un Estado Laico, las cuales están enfocadas en promover la igualdad y la libertad de consciencia, de culto y de expresión. No deben haber ciudadanos con mayor poder sobre las decisiones del Estado que otros. En ese sentido propondría que nuestra democracia representativa caminara hacia una democracia participativa, cosa que se escapa del tema. Pero la importancia de un Estado Laico es que la postura de un ministro religioso no puede pesar más ante la ley que la de un ciudadano cualquiera, pero tampoco debe ser silenciada. El deber de los discípulos de Cristo es siempre exhortar a la sociedad a partir de la fe, pero nunca desde una postura de dominio [2].

He ahí que me desconcierta la forma arrogante en que la mayoría de los católicos y evangélicos pretenden que Chile se mantenga, a cualquier costo, dentro de lo que ellos consideren que es una moral cristiana, independiente de que sea la opinión de la mayoría o no, e independiente de que solucione el problema real o no. Sin embargo, veo con buenos ojos que los cristianos salgan a la calle a dar su opinión y su voz profética. El problema es que, en vez de verse un interés real por la defensa de la vida, destaca la hipocresía moralista "pro-vida" que se preocupa de que el humano nazca, pero luego es completamente indiferente a esa vida y a las injusticias socioeconómicas en torno al acceso a un aborto seguro o a prevenir las circunstancias que llevan al aborto.

Así mismo, lamento fuertemente la postura de muchos cristianos (incluyendo luteranos) que 1) no muestran ninguna gratitud hacia Dios por el don de la vida, argumentando que la vida del no-nacido no tiene valor o que la vida en la pobreza o la discapacidad no es digna de ser vivida, 2) promueven una moral sexualmente liviana, según la cual el sexo es exclusivamente recreativo, negando la dimensión procreativa y el compromiso amoroso inherente a toda relación sexual, 3) promueven posturas laicistas. Una verdadera pena.


La solución al problema real

Ya habiéndome referido al concepto de Estado Laico, me detengo un poco más en el proyecto de ley [3]

Primero, decirles en seguida que mi opinión personal sería la de regular efectivamente el asunto del aborto, con el fin de eliminar la clandestinidad y ayudar al Estado, a las iglesias y a las ONG's a que acompañen a las personas que se ven expuestas al aborto. Primeramente para prevenir el aborto y males relacionados, pero también para acompañar a las madres que han optado por el aborto. De todas formas, hay casos de aborto terapéutico que deberían ser una alternativa, pero siempre que sea bien reglamentado. 

La prohibición absoluta solo logra condenar a las mujeres en contextos de pobreza y no logra erradicar el aborto, sino que promueve la clandestinidad y abortos peligrosos, impidiendo que tengamos conocimiento cierto respecto a los abortos que se realizan e impidiendo que trabajemos en proyectos que ayuden a prevenirlos.

El proyecto de ley actual es un chiste. Habla de 3 causales, pero los vacíos que contiene permitirían que un médico general aborte legalmente a un niño a punto de nacer, sin justificación alguna más que su título profesional y la voluntad de la madre. En la práctica, se está legalizando el aborto a secas, pero con un disfraz que lo hace menos chocante[4].

Así mismo, el proyecto de ley no da derecho a enfermeros ni matrones a la objeción de consciencia, sino que solo a médicos.

Con todo, el aborto tiene consecuencias negativas, inmediatamente contra el no-nacido y también para la madre. Sin embargo, el aborto es más un síntoma que un problema en sí mismo. El problema real tiene que ver con:

  • La carga económica que implica tener hijos, principalmente en lo que refiere a vivienda, salud y educación, que no son consideradas derechos, sino bienes de consumo a merecer a través de la riqueza;
  • La inestabilidad y disfuncionalidad familiar, que se debe en gran parte a las bajas remuneraciones y oportunidades laborales, que obligan a que ambos padres (o los responsables de la casa) se expongan a largas jornadas que no permiten una vida familiar sana;
  • La violencia sexista que impregna nuestra cultura, de la cual nacen las violaciones, la dependencia económica de muchas mujeres y la criminalización de las mismas;
  • El alcoholismo, la drogadicción y la delincuencia, que catalizan la violencia sexista y la disfuncionalidad familiar;
  • La negligencia estatal en cuanto a su responsabilidad con los menores, cosa que se ve claramente en establecimientos del Sename, que más bien parecen cárceles en que los menores son violentados y expuestos fuertemente a la delincuencia;
  • La marginalización sistémica de las familias con integrantes de capacidades diferentes, o con alguna disfuncionalidad corporal o mental;
  • La poca educación sexual de la población y la poca prevención de la violencia sexual;
  • Nula asistencia a mujeres y familias que se ven expuestas a la necesidad de abortar;
  • Suma y sigue...
Teniendo tal tremenda lista de problemas reales, de los cuáles el aborto no es mucho más que un síntoma, me parece poco producente que la Iglesia se desgaste en negar rotundamente el síntoma, perdiendo con ello el tiempo que podría invertir en una solución real. Tampoco he escuchado nada respecto a estos problemas de parte de autoridades ni en medios abiertos, al menos no en relación al tema del aborto.

Así mismo... me preocupa que facilitar el aborto sea finalmente un parche que haga menos urgente atacar los problemas de fondo.

Respecto a la acción de la Iglesia, esta ha de estar dirigida siempre por su misión integral. Como comunidad cristocéntrica hemos de proclamar que la única solución verdadera es que nos reconciliemos con Dios, que nos volvamos a Cristo y que venga el día en que Él juzgue e instaure su reino plenamente, con el que traerá plena reconciliación y restauración para la creación entera, en todas sus dimensiones. Insisto en que ninguna conversión puede ser impuesta y que hemos de proclamar respetuosa y humildemente.

Mientras esperamos la plena instauración del reino, hemos de ser verdaderos discípulos y dar señales hoy del reino de Dios, que de alguna forma ya está presente en medio nuestro. Es en la vida comunitaria en torno a la Palabra de Dios, que el cuerpo de Cristo se hace visible, palpable y concreto para el mundo, abriendo espacios integrales de comunión con Dios. Así mismo, nosotros seremos capaces de ver a Jesús mismo en cada una de las personas que nos rodean y disponer nuestra vida en su servicio.

Que el poder civil esté legislando en torno al aborto debe ser visto como una oportunidad para proponer múltiples programas de acompañamiento a mujeres expuestas al aborto, de programas que acojan y sustenten a mujeres y niñas expulsadas de sus hogares, así como de la creación de un sistema digno de adopción y cuidado de menores, de impulsar la justicia de género y una sociedad más comunitaria, poniendo en el tapete las injusticias que nos llevan a abortar a tanta gente, sea que estén por nacer, que sean niños, que sea adultos o que sean ancianos que no encajen en el sistema neo-liberal que nos esclaviza.

No tengo tapujos en decir que el sistema económico-político en el que estamos es contrario a la propuesta cristiana y que es éste el problema real que debemos atacar. La misión de la Iglesia se caracterizará por proponer un estilo de vida distinto, por ejemplo, el que propone la ONG Tearfund: Economía Restaurativa.

He ahí mi gran exhortación, a que como cristianos nos unamos para presentar la propuesta bíblica de una sociedad comunitaria e integral, denunciando la idolatría que caracteriza el modelo imperante.


Concluyendo este artículo, y en concordancia con lo expuesto por los pastores luteranos el año pasado, lo aquí expresado no es más que mi humilde opinión como un discípulo de Cristo más. El llamado es a tratar estos temas de forma abierta y de buscar juntos, guiados por las Sagradas Escrituras y el Espíritu Santo, el camino para promocionar la vida en todos sus sentidos.

Dios nos ayude. Amén.


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En este artículo he decidido usar el tradicional uso masculino de forma inclusiva, tanto para hombres como para mujeres, pues es un tema complejo y deseo evitar confusiones. La cuestión del lenguaje inclusivo, aunque lo considere justo, es una tema sobre el cual todavía no hay consenso y todavía resulta engorroso.

[1] Una posible lista rápida y escueta de noticieros cristianos podría ser:
  • http://alc-noticias.net/es/
  • https://americalatinacaribe.lutheranworld.org/
  • https://www.lutheranworld.org/
  • http://protestantedigital.com/
  • http://cpt.org/es
  • http://www.globalchristianforum.org/
  • http://www.noticiacristiana.com/
  • https://www.aciprensa.com/noticias/

[2] Las iglesias evangélicas-protestantes históricas han apoyado desde la Reforma (siglo XVI) la separación de la autoridad religiosa de la civil (la de la Palabra y la de la espada). Contradictoriamente igual terminaron aliándose con el Estado y utilizaron su poder coercitivo para imponer sus dogmas y su moral, todavía bajo el concepto de "cristiandad". Personalmente, considero que la propuesta más adecuada, especialmente en nuestros tiempos posmodernos que han echado abajo la idea de "cristiandad", es la del anabautismo menonita, en la que la Iglesia estaría llamada a ser una comunidad de vida alternativa que sirve en el mundo con un testimonio pacifista e igualitario, asumiendo autoridad civil solo si esta no obliga a dominar a otro. Como luterano igual debo destacar la importancia del sacerdocio universal, según el cual un oficio civil es tan santo como un oficio religioso, y según el cual no podemos ver lo mundano y lo espiritual como dos cosas separadas.

Relacionado al tema, me siento llamado a lamentar la responsabilidad histórica que los luteranos tenemos respecto a la persecusión de anabautistas. Al respecto recomiendo leer el documento luterano-menonita: La Sanación de las Memorias: Reconciliación por Medio de Cristo.

[3] Puede leer el proyecto de ley en el sitio web de la Cámara de Diputados: https://www.camara.cl/pley/pley_detalle.aspx?prmID=10315&prmBoletin=9895-11

[4] Para conocer argumentos profesionales críticos y contrarios al proyecto de ley, recomiendo revisar el material disponible en www.sabiasque.cl. Por ejemplo, el siguiente video: https://www.youtube.com/watch?v=1KCVlyVAN4k